martes, 7 de abril de 2009

*┬ ♪ Hola, Soy Betto Malatesta ♪┬ * Primera parte


Virtudes y defectos… todos los tenemos, todos nos jactamos por destacarlos y nos avergonzamos de que los noten… respectivamente. Esta dualidad tan característica en cada uno de nosotros es como una huella digital, como una firma que nuestra persona carga toda la vida. A través de identificar a alguien según sus sacras virtudes y sus condenables defectos, nos podemos hacer una idea específica que sólo apuntará en una dirección. Claro que tanto virtudes como defectos son limitados, un catálogo extenso, pero finito, que permite un determinado número de combinaciones con las cuales definir a cada ser humano, pero estoy convencido que esas combinaciones son más que suficientes como para alcanzar (y sobran incluso) para todos los que por aquí andamos.

Alguien podría decir que es muy puntual, sumamente responsable, alto ordenando y trabajador, pero por otra parte es despistado, le gusta el cigarrillo en exceso, tiene malos hábitos alimenticios, se hurga la nariz constantemente y es algo machista. Esta asociación de pros y contras serán la carta de presentación exclusiva de una persona, quizá coincidan algunas cosas con alguno de ustedes, quizá digan que en un 99% es la descripción de alguien que conocen, pero ese 1% es lo que marca su individualizada, única y especial diferencia.

Respecto a mí, hoy no quiero ser descrito y fichado por mis pros, eso me resulta harto aburrido. Yo no le encuentro gracia a exponer lo mejor de tu repertorio cuando es por todos conocido que mentir sobre uno mismo resulta tan fácil. Ya he tenido (y quién no) experiencia en ese tema, personas que se acercan y te pintan la mejor de sus caras y debajo de tanto maquillaje son peores que unas ratas rabiosas, atacadas por una sarna casi leprosa, plagadas de ácaros, pulgas y garrapatas y hediondas como el infierno luego de que hubiera colapsado su sistema de alcantarillado… Así que, creo yo, resulta mejor el presentarse ante alguien a través de lo peor de sí; al menos de esa forma no le darás desagradables sorpresas a quien te conozca, ni le plantarás una falsa imagen de ti mismo que luego derruirás con cada cosa que hagas.

Por ejemplo, aquellos que se acercan con su disfraz de niña buena, dulce, amorosa, romántica, inocente, super fiel, ultra honesta y sobre todo incapaz de lastimar a un zancudito… pero a la larga descubres que es una mitómana, con visos de ninfomanía, bien destructiva, rencorosa, vengativa, aficionada a hacer pedacitos a los demás y una asidua visitante de las lindes de la infidelidad y el engaño. O esos tipos que se presentan como tímidos, sensibles, golpeados por su suerte en el amor, caritativos, desprendidos, unos rectos caballeros, amorosos pese a su pasado, sacrificados, atentos, detallistas, unos epítomes de hombre perfecto; y resultan ser unos depresivos suicidas, sociópatas, aficionados al gore y a la tortura, asolapados caníbales, amantes del oscurantismo, homicidas en potencia y presas de una evidente locura que controlan con su buen amigo prozac. Eso tiene de malo presentarse con las virtudes por delante… al final, si alguien te acepta (amistad, amor, flirteo, un free o lo que sea) te debe aceptar como eres, con lo agradable de las virtudes (ZZZzzz) pero sobre todo con esos defectos que te harán irrepetible.

He caído en cuenta de que no hice una presentación formal de mi persona en este lugar, que jamás dije, “hola soy Betto Malatesta y bueno yo amo pintar, me gusta el color verde, tengo un perrito, colecciono estampillas y anoche quemé vivos a dos indigentes porque detesto que sigan infestando mi ciudad ^^”… Así que hoy, pasado cierto tiempo, me presentaré de la mejor forma que sé hacer (como dije alguna vez a alguien yo nunca me presento con la intención de caer bien, mientras menos gente tenga a mi alrededor por mi mejor) mediante lo peor de mí.

Para comenzar, debo reconocer que soy despistado, las cosas se me suelen pasar si es que no he tomado nota de ellas, o no me lo han recordado en las vísperas, ello no significa que sea olvidadizo, sólo que recuerdo las cosas pero olvido que las había recordado… Además soy desordenado, y es raro porque me gusta el orden, pero no puedo aplicarlo en mi mismo a menos que me sea muy incómodo continuar con todo patas arriba (es una metáfora, de ese aspecto hablaré otro día) mi cuarto tiene todos mis zapatos y zapatillas tirados por el piso, mis libros amontonados en mi escritorio, mi cama casi nunca está tendida (y no precisamente por los motivos que a mí me gustaría), sobre mi impresora tengo una cantidad exorbitante de cachivaches (enumere aquí: dos encendedores, una caja de fósforos, mi mp4, un mp3 que no es mío, dos usb, el cargador de mi celular, el cargador de mi mp4, una linterna pequeña, mi navaja, mis guantes de valetodo, una sortija de plata, un muñequito que me vino en un chocolate que ya dejó de venderse hace como cuatro años, unas fotos mías tamaño pasaporte, un blíster de pastillas para la presión, una jeringa en su empaque, mis vendas, un pasador solitario, un cartucho de tinta vacío, algunas separatas de la universidad, papel en blanco para imprimir, y un empaque de pañuelos descartables, al menos eso es lo que está a la vista, debajo de todo eso quién sabe qué misteriosos artefactos olvidados por el hombre puedan ser encontrados).

Soy bastante vago, eso se lo atribuyo a estudiar algo que lejos de cuando menos “gustarme poco”, o en última instancia “no gustarme”, DETESTO!... y es cierto y jamás lo he negado, detesto mi carrera, me parece un camino seguro a la insatisfacción más evidente. Jamás me he imaginado llegar a los cuarenta y verme sentado en un escritorio, vistiendo un terno sofocante, ataviado con una corbatita roja putona, leyendo y leyendo códigos y decretos… No, por favor, tengan por seguro que si el día de mi cumpleaños número cuarenta me veo así, primero compro una ametralladora y salgo a matar a todo el que se me cruce por delante, y luego me trago una granada sin el seguro, para inmolarme en nombre de todos mis sueños rotos (aish… que dramático). Pero bueno, a lo que iba, no me gusta mucho estudiar, ni entrar a clases, soy más de ir a ver a mi mejor amigo (quien comparte conmigo esa insatisfacción por su carrera) y ponernos a componer canciones, jugar Naruto Ultimate Ninja 3 en su play station, o salir a “jironear” por las calles, para terminar la aventura comiendo un buen plato de pollo enrollado con arroz y sopa china en nuestro restaurant de cabecera (El Chifa “Jackie Chan”, y no crean que el nombre es broma, pondré una foto para comprobar su autenticidad…algún día).

Soy un procastinador (no, no es una religión de mamones como esa pendejada de la Cienciología), o sea que dejo todo para el último minuto. Antes se lo atribuía a la combinación de mi vagancia con algo de ociosidad, pero luego me dijo mi psicóloga que era algo muy común. El punto es que así tengo un año completo para hacer algo, siempre que pueda, es muy probable que me ponga a trabajar como un maniático un día antes de la presentación final. Podría parecer un problema, pero al menos de momento me ha ido bien pese a ello, así que no pienso ponerle empeño en cambiar (además es probable que si me decidiera a hacerlo, esperaría hasta los últimos días de mi vida para enmendarme… y francamente ya no le vería la utilidad… así que naaaa…).

Soy burlón y amo el sarcasmo. Estas dos cositas me trajeron muchos problemas, sí; pero todas las risas que me dieron no me las quita nadie. Me burlo de todo el que pueda, y siempre que pueda, me encanta ridiculizar a los demás si me dan buenos motivos, o aunque no me los den. Basta que me lo pongan a tiro con un comentario, o una acción y pueden considerarse como mis objetivos para la más procaz andanada de comentarios sobre su torpeza, ridiculez, fealdad, belleza, gordura, delgadez, musculatura, altura, y todo en realidad. No respeto límites de edad, ni sexo, ni deficiencias físicas, ni nada, simplemente veo la oportunidad y mi cerebro (que es altamente volátil) ideará algo para joderte y joderte hasta que te enojes o te desmoralices. Respecto al sarcasmo, pues qué decir, es un modus vivendi, es la forma perfecta de abofetear a los obvios, de zarandear a los lerdos, y de molestar a los ingenuos, es simplemente rico, el complemento perfecto del burlón, algo que ojalá jamás se me quite.

Soy retraído con las mujeres, y por lo general no me gusta su presencia. El estar en un grupo de chicos y chicas me resulta tolerable en el rango de mi ser antisocial (del que hablaré acto seguido), si son mis amigos no hay problema, pero si me encuentro con un grupo de chicas que no conozco de nada, mi cuerpo deja de responder a las órdenes de mis señales neuroquímicas y empieza a revelarse. Empiezo a sudar, mis dedos se mueven nerviosamente, me vienen extraños tics como el mover la cabeza de un lado a otro intentando hacer que mi cuello suene al puro estilo del matón de una película de ninjas, me trueno los dedos y las muñecas, tamborileo el piso con los pies, resoplo, saco mi teléfono celular y lo reviso como me hubiera llegado un mensaje o una llamada aunque no sea así, me acomodo el pelo aunque no se haya movido ni una sola de mis prematuras canas, me muerdo los labios (los dos al mismo tiempo ¬¬ ), si me hablan respondo con gestos o movimientos de cabeza, procuro no emitir ni un sonido y si puedo me voy sin siquiera despedirme. Yo en mi historial, jamás me he acercado a una chica para entablar conversación o amistad, siempre me las han presentado o ellas se han presentado. Ni que decir del tema amoroso, mi primera enamorada (si es que puedo darle esa denominación, altamente inmerecida) la tuve a dos meses de cumplir 18 años… y eso porque ella fue quien se acercó y me dio muchas entradas y señales, que obvio (ya dije que soy despistado) no entendí y francamente no quise entender, porque me ponía nervioso (mala hora en que permití que se acercara, pero esa es otra historia). Así que ahí tienen, yo con las mujeres soy un desastre, razón por la cual sé que prolongaré mi voto de soltería unos cincuenta años más.

Hasta aquí lo más suave de mis defectos, cosas intrascendentes, y algo estúpidas, pero que quizá se pongan más interesantes en la segunda parte... aunque lo más probable es que no... pero a mi me da igual...



1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajaja no manches XD a nadie le gusta ventilar sus defectos porque todos se espantan yo me meto el dedo en la nariz para sacarme los mocos pero no lo digo a mis amigos