jueves, 26 de marzo de 2009

¨*^ La Masa ^*¨


Deambulando entre seres que deambulan como yo, me encontré con una aparición etérea, traslúcida y taciturna. No sentí temor, al contrario, sentí cierta curiosidad que me hizo aproximarme hasta casi sentir el frío que de ella emanaba. Algo de nostalgia había en sus ojos ausentes, mucho de angustia y una pizca de impaciencia. De pronto los seres que deambulaban como yo se detuvieron, se volvieron espectadores de este diálogo mudo, atentos a cada gesto inmóvil de sus frías y mis tibias manos.

Su figura traslúcida, etérea y taciturna de ojos ausentes se dejaba ir con el viento que se entrometía. Pero parecía querer quedarse en su lugar, luchando contra las fuerzas que la desplazaban, rogando sin hacer ningún ademán, que la dejaran quedarse ahí. Me conmovía su fragilidad y le tendí una mano, pero no levanto la suya para tomarla, le lanzó una mirada ausente y regresó a su perplejidad combativa.

Los seres que deambulaban como yo y ahora detenidos todos, retomaron su marcha, regresaron al ritmo imparable de su vida, atropellándose unos a otros y a sí mismos. Nos dejaron atrapados en medio de su discurrir presuroso, a mí y a la figura taciturna, etérea y traslúcida. Varados entre su corriente como un islote de dos esencias que no se conocen pero se identifican.

Ella me tendió su fría mano y yo la tome, sentí como si el agua de un manantial glaciar se escapara entre mis dedos, ella volvió a mirar mis tibias manos con sus ojos ausentes, cargados de una pena que no conocía. Abrí mis brazos y me acerqué dos pasos, me inundó el frio de su ser, fundiéndose con mi aliento hasta volverse cálida.

Abrí los ojos y cerré los brazos, y vi como la masa que deambulaba como yo se movía inmutable ante lo que acababa de pasar. Los vi atropellarse unos a otros y a sí mismos, los vi infelices y amotinados. Detuve mi quietud y comencé a deambular, no con ellos, me elevé como si fuera una figura etérea, traslúcida y taciturna. Me elevé sobre la masa deambulante y deambule hasta perderme en mi ruta. No sentí temor, al contrario, era libre por primera vez en más de mil eones.



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