domingo, 29 de marzo de 2009

^^*~Fairy Tales~*^^


Finales felices aderezados con la fórmula constante de sacrificio aviar en pos de una rima bien lograda, residencias pétreas de cuatrocientas habitaciones y medio millar de sirvientes que entre quehacer y quehacer montan diversas coreografías al ritmo de una música pomposa, una puesta de sol al estilo “Lo que el viento se llevó” decorada con pajaritos y cervatillos y unas muestras de la más almibarada y almizclera chabacanería amorosa rayando casi en lo sobreactuado. Todo eso es un típico final de cuento de hadas. Ok, eso queda bien para la industria cinematográfica, y en específico para aquella destinada un público débil mental, pero no para la realidad. Por ello me sorprende oír aquellas muestras de ingenuidad trepidante que afirman esperar vivir un intenso y romántico cuento de hadas con su príncipe azul. Venga, que la ignorancia es atrevida y se disculpa, pero la ingenuidad es apelmazada y por babosa se castiga. ¿Es que acaso alguien cree aun que su vida puede ser un cuento de hadas con un perfecto príncipe o una bella y virginal princesa? Si alguno responde que sí, le recomiendo una buena terapia en “Crédulos Anónimos”, y por los gastos no se preocupen, van por mi cuenta.
Ahora, a no ser que sean eximios onironautas, capaces de construir sueños a voluntad, está muy difícil que se calcen el vestido vaporoso de Cinderella, o que se metan ajustados en las mallas del Príncipe Encantador. Su realidad es otra, es totalmente diferente, captenlo, asúmanlo y acéptenlo. Si la vida fuera como un cuento de hadas entonces todos viviríamos cantando con los gorriones y limpiando nuestros chalets con las esponjosas colas de las ardillas. Las guerras las resolveríamos con una bonita (lo de bonita es pura especulación) canción y una taza de té entre el marajá de una nación petrolera y el emir de un gobierno neoliberal caído en crisis, y las injusticias no serían un problema porque al final todo se resolvería en el momento preciso y el sol jamás dejaría de brillar mientras nos sonríe como si fuéramos una aldea gigante de Teletubies.
Eso no quita que los finales felices sean posibles, aunque es discutible el término “finales“, porque generalmente en los cuentos te chantan esa palabrilla sólo para cerrar un capítulo, pero todos sabemos que ese final es realmente el mero mero inicio de otra historia. Me explico, en el cuento de la Mugrosienta (Cinderella para los amigos), el “final” de su trágica y sufrida infancia y adolescencia es un majestuoso matrimonio con el guapo heredero a la corona de su comarca. Bien, hasta ahí todo perfecto ¿no? la muchacha maltratada por su familia, tratada como sirvienta, medio autista y toxicómana (hay que volar bien alto para tener por amigos a unos ratones y pensar que se te puede acercar volando una gorda en miniatura a concederte deseos al estilo de Harry Potter sólo porque le caes bien), que reivindica su existencia al encontrar el amor en un prominente muchacho; argumento novísimo y de una fuerza literaria que ni siquiera a Cervantes se le hubiera ocurrido tan elaborada historia. Pero nadie te cuenta que sigue luego de su “comieron perdices y vivieron felices”; nadie te cuenta las peleas maritales por los malos hábitos recién descubiertos en la convivencia (Cinderella por tanto maltrato es neurótica y mitómana, y el príncipe como buen exponente de la realeza tiene cierta alergia a mezclar agua y jabón), las infidelidades y engaños mutuos (obvio, viven juntas casi mil personas en un castillo de esos, a poco no esperan que tengan sus aventuras por ahí, y quien quita que no hayan montado un baile real swinger o una “royal orgy masked dance”), los estragos del tedio y los rumores de frigidez de la nueva “princesa” y la consabida impotencia del “principito”. Acabando todo trágicamente con un anuncio público de la separación de la pareja ante la aceptación de una (de tantas) infidelidad de parte del príncipe, y la posterior muerte de Cinderella en un accidente de carrozas en un sendero de alta velocidad, cuando huía de unos retratistas y pintores que la seguían a su salida de un hospedaje con su amante, un emisario árabe (parecido con la realidad, igual a conincidencia).
¿Es eso un final feliz? Pues noooo… A ver, a ver, fácil es decir que su “final feliz” fue hallar el amor y casarse, pero de ahí ¿qué? Eso de vivir un cuento de hadas está altamente sobrevalorado en estos días. Con tanto bombardeo mediático te hacen creer que lo que ves en la pantalla de tu televisor en la tediosa comodidad de tu casa o en la projection screen de un cine de piso pegajoso, es real, posible y tranquilamente alcanzable. Con tamaña mentira propagándose por doquier, es evidente que un grueso de la población atarantada por los destellos de felicidad que esos actores muestran, quieran emularlos en su vida diaria. Que poca personalidad, que mal realmente, eso demuestra cuán misérrimos se deben sentir algunos para esperar que por gracia de Santa Rada de los ignotos, les llegue el día de su suerte. A ver, juguemos por un momento a imaginarnos un escenario real, tenemos así a una chica X quien conoce a un chico Y, se gustan, se atraen, se enamoran, se desean, se necesitan, etc., etc., etc. Pasan por cientos de avatares antes de poder ver concretado su amor, pero finalmente lo consiguen. Por fin están juntos luego de casi dos años y disfrutan el período de gracia de toda relación; luego comienzan las peleas y decidiendo cortar por lo sano él se va con otra y a ella la deja embarazada de tres meses. Ella no soporta la decepción de ver como su historia feliz se viene abajo, decide no creer más en el amor y se cuelga de la viga de su cuarto dándole más trabajo a sus pobres padres que tendrán que lidiar con los gastos de sepelio y entierro, y habrán visto irse al desagüe su inversión y su seguro para la vejez. El muchacho se enterará de todo, se deprimirá y encontrará refugio en el alcohol para tratar de calmar su sentimiento de culpa, su novia actual no querrá lidiar con eso y regresará con su antiguo machucante, esto sumirá más aun en el foso de la pena al muchacho y se volverá un alcohólico empedernido, dejará sus estudios y acabara mal viviendo debajo de un puente en compañía de otros despojos de la sociedad. ¿Y todo esto por qué? Por creer que su vida puede ser un cuento de hadas y tener un final digno de ser filmado por Spielberg con un guión adaptado por Guillermo del Toro.
Es que es lógica básica, mientras más esperas de algo, más fácil es que te decepciones y más dura será la decepción, es como dicen coloquialmente, mientras más alto subes más dura es la caída. Acaso no es mejor ser realistas y pensar, hey! los cuentos de hadas son una bosta que hago ver a mis hermanos para que me dejen ir a fornicar tranquilo con mi prima segunda mientras mis papas están en el casino… ¿Para qué esperanzarse en que todo será color de rosa y que hallarán el camino amarillo que los llevará al final del arcoíris? Mejor que lo tengan bien presente mis niños y niñas, LOS CUENTOS DE HADAS EN LA REALIDAD NO EXISTEN. Mejor acepten su vida tal y como es, miserable, insatisfactoria, aburrida, tediosa, vacía y carente de sentido, así puede que no vivan más, pero cierto es… que tampoco vivirán mejor, en fin que esperaban, ninguna fórmula es perfecta y si quieren consejos que les sirvan salgan de aquí y vayan al blog de Og Mandino… pffff.
Aunque si prefieren tómense las cosas yo, escriban cuatro sandeces cada cierto tiempo, ríanse de todo mientras se quejan del resto, y no esperen a que llegue un lindo final, sólo vivan hasta que llegue; y si pueden evitar que el final los alcance mejor que mejor. Total a algunos nunca nos gustaron los cuentos de hadas, yo siempre preferí las historias de ciencia ficción, aunque...




2 comentarios:

Jonathan dijo...

pfffffftttt!!!! una hora y ocho minutos para leer todo lo que has escrito, es que dejas de escribir como dos semanas y en un rato haces un buen... ¬¬

Saludos!

Edson "Lobo" Meléndez dijo...

xD jajaja... es que en una semana se me ocurren muchas cosas y es mejor escribirlas todas porque sino luego se me acumulan y termino explotando en algun lugar publico dejando muertos, heridos y fastidiados...ejemmm...ejemmm
Gracias por leer...sobre todo por leer toooooooooodo esto xD.
Atte.
Beto Malatesta.
Pd: Sin tildes pero con mucho aun por escribir.
Pd de la Pd: Ora si que no lo vuelvo a hacer xD