sábado, 28 de agosto de 2010

Ya que chucha...


Apenas y hace un par de horas que estábamos reunidos en casa de Alex, Mauricio, Jaime, Cindy, Patty y yo, alocándonos con terminar un trabajo grupal de la Universidad… y mírennos ahora, estamos bien sentados alrededor de una banca en un parquecito bien caleta, ellos tomando vino, chela y sacaverdades y yo recontra “zanahoria” con mi botella de agua San Luis sin gas en la mano… Es uno de esos días en los que sin haber terminado lo que tienes que hacer, sin más te rebelas y sales a distraerte de la mejor forma que conoces, confiando que al regresar, ya más despejado, terminarás todo en un santiamén y si no, pues siempre se puede apelar al consabido “ya que chucha” y seguir adelante sin rastros de remordimiento…

Se suponía que nos habían dado la tarea de armar entre los 6 una exposición sobre los procesos “Obligación de Dar suma de dinero” y “Desalojo”, para la clase de Procesal Civil… la temática de las exposiciones no era la típica perorata unipersonal con un papelote de fondo decorativo… sino que querían que interpretáramos los personajes que intervenían en ambos procesos y así expusiéramos el cómo se realizan en la vida real… Sobra decir que parece sencillo, pero ciertamente es más fácil el escribir todos los conceptos en un papel sábana y luego salir a leerlos para rematar con un gracias y sentarte… aquí necesitábamos armar algo creíble y acorde a lo que sucede en realidad, interpretando personajes sólidos y que no terminaran siendo apabullados a risas…

A mí en lo personal me gustó la idea, pero a excepción de Patty, los demás despotricaron duro de la iniciativa de nuestro profesor, pues les parecía una pérdida de tiempo y consideraban que en poco o nada serviría para los demás el ver como 6 monigotes hacían la pantomima de un abogado, un demandante, un demandado y su abogado defensor, un juez y un secretario… Pero se tuvieron que soplar la inconformidad pues esa expo significaba cerca del 30% de la nota final…

Habíamos llegado puntuales ese viernes a casa de Alex, que siempre es la elegida porque tiene un patio bastante amplio en el que podemos sacar una mesa, unas cuantas sillas y trabajar en un ambiente fresquito que incita a la procastinación y a perder el tiempo… Cindy había llevado su laptop y para cuando llegué ya estaban creando el perfil de los personajes junto a Patty y a Alex; no habrán pasado más de 15 minutos de que yo llegué y en la puerta ya estaban parados Mauricio y Jaime, con lo que quedábamos completos…

El tiempo iba pasando, los matices cerúleos del cielo se fueron tornando negros, y para ser sincero no habíamos avanzado mucho… Yo les dije que debimos haber avanzado antes, pues la tarea tenía ya 3 semanas en nuestra agenda, pero recién – y fieles a nuestro estilo – nos habíamos puesto a trabajar faltando un fin de semana para presentarla… Patty intervino para respaldarme y Jaime sólo lo hizo para quedar bien con Patty, mientras que las miradas de Mauricio y Alex claramente nos mandaban callar porque igual ya no había nada que hacer…

Continuamos dando ideas, diciéndonos unos a otros que podríamos hacer para mejorar nuestro personaje, que cosas llevar, en que situación presentar a los implicados para darle realce, quien le podía prestar una medalla a Jaime para que se ataviara como un juez de verdad, y cosas así, cuando una llamada al móvil de Cindy nos hizo darnos cuenta de que llevábamos hablando cerca de 3 horas pero que en realidad no habíamos avanzo mucho… Optamos por ponernos serios y haciendo un firme propósito de acabar nos metimos de lleno y sin distracciones a armar nuestros diálogos, usando separatas, códigos, y apuntes para que sonaran en extremo profesionales, aunque todos sabemos que muchos abogados de verdad apenas y pueden hablar bien…

Para eso de las 10 ya teníamos terminada una de nuestras representaciones y algo más del 50% de la otra, así que nos animamos a tomar un pequeño break. Alex trajo del refrigerador un par de latas de cerveza, que en teoría tendríamos que compartir todos de sorbo en sorbo. Como todos saben mi negativa a tomar alcohol salvo que sean tragos cóctel – o maricones como ellos les decían- me fui a una bodega a comprar una botella de agua mineral, sin intuir que al haberles puesto en conocimiento mi intención me vería forzado a traerles unas botellas de cerveza para que “no se queden con la sed”… 10 minutos tarde en regresar con 3 botellas de Pilsen y una de Agua San Luis, encontrándolos la mar de sonrientes oyendo algo de la selecta compilación de cumbias que tenía Cindy en su computadora. Las cervezas que yo había llevado se terminaron bastante rápido y yo notaba en su hablar la vocación de dar por concluida la sesión académica del día y comenzar con la juerga respectiva del fin de semana…

Alex subió a su cuarto y bajó con una botella de vino barato y una chata de ron que tenía escondidas entre sus ropas y nos advirtió que nos las podríamos tomar, pero en su casa no, porque si no sus papás le armarían chongo, pues sus amiguitos habían ido a estudiar y no a emborracharse… Todos asentimos que estaba bien, que podíamos salir por ahí y encontrar una esquina confortable donde quedarnos a tomar… ¿Y el trabajo? Pregunté… Ya está casi terminado viejo, no te hagas paltas, mañana en la tarde quedamos por internet para terminarlo y ya que chucha… Sí… ya que chucha… esa frase que tantas veces pone fin a las cavilaciones más enredadas… Vamos pues… ya que chucha…

Alex dijo que nos iba a acompañar hasta la avenida para que tomemos nuestros taxis… Los voy a acompañar a tomar, mamá…sus taxis… No le he mentido a mi vieja, yo le dije que los iba a acompañar a tomar, ¿sí o no?... Deambulamos por un par de cuadras pero en todas nos daba corte el sentarnos a tomar, porque para ser cerca de las 11 de la noche todas estaban bastante transitadas… Puta madre, es porque es fin de semana huevón, nos vaya a ver una amiga de mi mamá y me van a cortar las bolas en mi casa… Ya sé, vamos al parquecito de Villareal… No hubo que decir que sí, todos comenzamos a caminar, y eso ya era suficiente afirmación. Cruzamos un par de pistas, 6 cuadras de frente y 2 volteando a la izquierda, derechito por un pasaje medio oscuro, ahí nomás pasando un jardín para chibolos… Nos sentamos en una banca y sus alrededores y descorchamos el vino de Alex… Puta madre… los vasos huevón… Oe pero por aquí vende la tía del sacaverdades, le compramos una botellita pues, de paso que nos da vasitos… Sale…

Hicimos el pozo respectivo –aunque uno no tome no vaya a tomar, cuando estas en grupo te ves forzado a cooperar económicamente con tus pares- y juntamos los suficiente para comprar dos litros de ese dudoso licor de aguardiente y jugo de maracuyá… Jaime y Mauricio volvieron al rato con las dos botellas rebosantes y un juego de 4 vasitos plásticos, todo listo para comenzar… Primero atacaron el vino, pues a las chicas les parecía más apetecible que ese aguardiente endulzado, además que ya bien entradas en calor y con el sentido del gusto relegado a segundo plano, cualquier cosa que tenga alcohol en bien recibida… Sin exagerar, no pasaron ni 20 minutos y del vino no quedaba ni gota, el color se colaba por las mejillas de todos, sus lenguas comenzaban a tropezar cada vez con más frecuencia y hasta el vuelo zigzagueante de una polilla era motivo de risas… Alex, que tenía más resistencia al trago como fruto de un arduo entrenamiento desde que estaba en el colegio, me dijo que lo acompañara a comprar algo de comer, para que a los muchachos se les bajara un poco lo picados, yo dije que sí porque de paso quería comprarme otra botellita de agua antes de caer en la tentación de tomar con ellos… Regresamos donde los muchachos con unas cuantas galletas y algo de chocolate para las chicas, bien confiados en que con eso se repondrían un poco, pero menudo follón encontramos, ya habían abierto el primer sacaverdades y por lo visto las chicas ya no le hacían ascos porque lo apuraban a vaso lleno entre la típica ¡Seco! ¡Seco! ¡Seco! ¡Seco! que coreaban quienes no tenían turno para beber. Puta viejo, estos huevones ya están picados… guardamos las cosas para después, no hay de otra… Sí pes… ya que chucha…

A la primera botella de sacaverdades que se acabó le siguió rápidamente la segunda, que en un arranque de valía etílica mezclaron con el ron que Alex había llevado… y por más que el alcohol ya afectaba su hablar y algo de su andar, se las arreglaron para juntar para un litro más… Alex, picado pero consciente, intento hacerlos desistir de su idea, pero las cuatro voces que le decían que sí, que como las huevas, que estaban bien y que era para brindar porque todos somos bien patas terminaron por apabullarlo y sólo le quedo acompañar a los tambaleantes Jaime y Mauricio, rogando que la señora que vendía el trago ya estuviera bien dormida o ya no tuviera más stock. Yo me quedé a acompañar a las chicas porque era el único sobrio y todos sabían que no era mi estilo el flirtear con mis amigas, ni aprovecharme de su etílica condición, cosa que ya tenía en su haber el buen Jaime. Las pobres no paraban de hablar sin que yo entendiera un carajo de lo que decían, por ratos parecía que hablaban de que los hombres son una mierda, pero luego Cindy balbuceaba algo sobre su enamorado y lo maravilloso que era, Patty hablaba que los abogados van a cambiar la sociedad, que los carros contaminaban mucho y que se le había movido la toalla… Hombre, aburrido, lo que se dice aburrido, era difícil de estar. Al rato regresaron Mau y Jaime sonrientes y bailarines, y Alex evidentemente incómodo pues la señora ni dormía ni se había quedado sin alcohol que vender, y estos zánganos habían echado mano a la plata que tenían para volver a sus casas y habían comprado dos litros más…

No sé cuánto tiempo habrá pasado desde que los chicos volvieron y destaparon el tercer litro de aguardiente, pero yo veía a Patty quedándose dormida en el mañoso hombro de Jaime, a Cindy moviendo la cabeza de un lado al otro y a Mau abrazando a Alex diciéndole que era un pata de la “conche su mare” y que lo quería como mierda… Yo moría de sueño, pero no podía irme dejándolos así, abandonados a su suerte, menos habiendo dos chicas. Le dije a Alex, que aún mantenía algo de su sobriedad, que mejor botáramos lo que quedaba de trago y que lleváramos a los chicos a sus casas, y quedamos así. Cogimos la última botella y ya la íbamos a derramar sobre las pobres plantas cuando Jaime nos paró con un sincero y sonoro “Oe piensa huevón… estás botando el trago!!!”… En vano fue explicarle que ya era bastante chupa para un día, que ninguno había pedido permiso para llegar tarde, y que encima iban a llegar tomados cuando se suponía que estaban haciendo un trabajo en grupo, Jaime cogió la botella y a pico dio un buen sorbo, se la paso a Mau que por acto reflejo hizo lo mismo, por suerte ninguna de las chicas estaba en posición de aceptar más trago -así quisieran- así que entre los dos secaron la botella.

Ahora la cuestión era cómo carajo los dejábamos porque siendo 6, en un taxi no entrábamos, y todos estaban bien hasta su culo como para caminar hasta casa de Alex, dejarlo a él y luego los 5 apretujarnos en un tico para ir casa por casa. Como Alex aun hacía gala de su resistencia alcohólica quedamos en que no había de otra que caminar, pues de todos modos por ese parquecito no pasaban muchos taxis… Vamos nomás viejo… llegando allá les doy cafecito y ya cada uno a su casa pues… Vamos pues, ya que chucha…

Alex sostenía por un lado a Jaime y por el otro a Cindy, y yo hacía lo propio con Mauricio y con Patty. Ni me pregunten como pudimos llegar, pero llegamos, por suerte Alex tenía llave y así evitamos el encuentro con sus papás. Entramos con cuidado y acomodando a los chicos en la seguridad del pasto, los dejamos echados para que descansarán un poco. En la mesita que horas antes nos cobijaba mientras trabajábamos estaban los celulares de Cindy y de Mauricio, que por suerte la mamá de Alex no vio. Joder! 27 llamadas perdidas y 5 mensajes para Mauricio… 32 llamadas perdidas, 4 mensajes de texto y 5 mensajes de voz para Cindy… pobrecitos… en su casa les van a sacar su…

Alex se olvidó del café y yo también porque ahora lo importante era que llegarán cuanto antes a sus casas. Los levantamos y salimos a esperar que pasara un taxi amplio y con pinta de ser seguro, no nos tomó mucho rato porque por ahí pasó un señor algo mayor conduciendo su vehículo y nos preguntó si queríamos un taxi. Ya yo me encargo man… tu anda descansa, yo llevo a estos cojudos a sus casas… ¿Seguro, viejo?... Si man, alguien tiene que llevarlos… Si pues, ya que chucha…

18 soles me costó todo el chiste de buen samaritano, pero eso no era el roche… también me costó que me sermonearan de a gratis los papás de Patty, Cindy, Jaime y Mauricio… aunque claro… no fue nada comparado con lo que de seguro les iba a tocar a ellos al día siguiente… pero bueno… terminé volviendo a mi casa recontra tarde, cansadísimo, oliendo a trago barato, con 25 soles menos en el bolsillo y completamente sobrio…

Son los gajes de salir a divertirte con tus amigos, y aunque a veces no la pases tan bien, es chévere ir guardando esas anécdotas que luego recuerdas con un tufillo a nostalgia

Y sobre el trabajo… bueno, al final no nos reunimos de nuevo el fin de semana –todos salvo yo estaban castigados y sus viejos ya no confiaban más en lo de “papá voy a hacer un trabajo para la Universidad”- El lunes nos encontramos media hora antes de exponer y terminamos improvisando un diálogo para el segundo caso… No nos jalaron, tampoco fuimos los mejores, pero la vaina era cumplir… Salió chévere ¿no, viejo?... Ya ves huevón, yo te dije… Si pues, ya qué chucha…



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