sábado, 28 de agosto de 2010

Roids… are you ready for? Parte 2


¿Pero acaso sería tan malo el caer ante la tentación de soportar un piquetito en la nalga, y ver como se me encogen los gumaros a los cuales ni uso les doy, para recibir la bendición de carnes turgentes y magras sobre mis blancos huesos?...

Con esa pregunta me quedé la vez pasada…. Y bueno valgan verdades y aunque me cueste perder más del alicaído respeto que ostento de mis congéneres, pues debo reconocer que de no ser por el factor económico yo sí me animaría…

Y para qué nos vamos a engañar…si mi cuenta bancaría tuviera los mismos ceros a la derecha que los que posee a la izquierda, hace rato que me hubiera comprado esos químicos tan satanizados y estaría hoy por hoy convertido en una especie de Jean Claude Chuchasnegger Balboa… Y antes de que por ahí salten a decir “pobre sonso, le falta autoestima”… “que superficial”… “huevón, cree que por estar así las chicas lo van a mirar”… pues no se me confundan… mi intención no es la de volverme el Prometeo del nuevo milenio, ni aparecer en tanga en la portada de Men’s Health bajo el encabezado de “Los 10 desconocidos más sexis del verano”… para nada… a mi siempre me llamó la atención la idea de que el cuerpo de un hombre que se precie de llamarse así, debía ser un homenaje a su poder, a su virilidad y a su masculinidad bruta, como contraparte a la sensibilidad y al dulzor de sus emociones y su arte… vamos, un equilibrio perfecto… algo así como un osito de gomita dulce envuelto en la piel de un Ursus arctos horribilis - oso grizzly para los no entendidos-…

Es por eso que siempre soñé con verme algún día esbozando en mi silueta las bien torneadas y definidas líneas de unos músculos pronunciados… pero como es de conocimiento general, esos músculos no aparecen por arte de magia, a menos que seas un personaje de comic y te pique una araña radiactiva, te encuentres el mazo del dios del trueno, te bañen con rayos gama, o te den una pócima inventada por científicos del gobierno para combatir al flagelo nazi-comunista… Si vives en un mundo de verdad, tendrás que sudar, sufrir, padecer, llorar, vomitar, lesionarte, frustrarte, suplementarte y, por qué no, inyectarte… si quieres lograr ese objetivo.

Yo sería harto hipócrita si dijera que jamás me usaría esteroides o productos similares si pudiera, pues si por algún golpe de suerte monetaria, llegara a mis manos una pequeña fortuna, pues de seguro, y luego de haber cumplido con muchos otros caprichitos y haber fundado mi albergue para animales abandonados y rescatados, destinaría algo de mi nuevo presupuesto para abastecerme de algún químico que me garantice la transformación física que tanto anhelo…

Ya sé que por aquí vendrá de nuevo el tema de “¿y qué pasa con los efectos secundarios que tu mismo describiste?”… mmmm bueno, es innegable que son algo a tomar muy en cuenta, pero considero que son un precio razonable a cambio de una complexión hercúlea, aparte hay formas de contrarrestar esos efectos con suplementos vitamínicos y cosas así para proteger el hígados, el estómago, el páncreas y las pelotas… así que no habría mucho problema… claro que eso significa que habría que gastar más, pero bueno, si se tiene el dinero, en algo habrá que gastarlo, ¿no?...

Y sí, también seguro pensarán, si son lo suficientemente avispados, que cuando llegue a viejo de nada va a servir que haya tenido el físico de Charles Atlas, porque todo se me va a descolgar, me voy a poner aguadito y sin forma, y por haber maltratado tanto mi organismo voy a estar todo deteriorado y es muy probable que me muera a los 70 años de una falla hepática o de un ataque al corazón… pues si pensaron eso, son muy malos ¬¬… Pero naaa, o sea, es cierto que eso va a pasar, pero no sólo a los musculosos, eso le pasa a todo mundo… Todos, absolutamente todos, llegada una edad nos ponemos como pudines al sol, nos chorreamos como mantequilla en sartén y parecemos pasitas color carne… claro que todo eso es proporcional… si tú eras un flaquito casi anoréxico durante tu vida, no hay forma de que cuando seas viejo te descuelgues… ahí no hay carne que descolgar, sencillamente te consumirás de a pocos, te encorvarás y te pondrás más delgado aún, mientras tu piel pierde brillo, se resquebraja y se llena de manchas… ahora, si eras un robusto varón está claro que cuando se te vengan los años encima como una avalancha, pues su prominente abdomen se descolgará hasta rozarte las rodillas, donde antes había carne consistente ahora habrá algo parecido a un paté sin envoltura… y es que como digo, todo es proporcional… y pues si has sido un titán musculoso, cuando tu cuerpo no pueda sostener más esas formas, la gravedad hará su trabajo y lo que un día fue roca sólida ahora será arenilla húmeda… Es la ley de la vida… así que no es un argumento válido el decir que cuando te hagas viejo vas a acabar chorreado, aparte que hay grandes posibilidades de que por llevar una vida sana y de la mano del deporte, pues te conserves mejor que muchos de tus coetáneos… sino miren a Jack Lalanne, que a sus asombrosos 96 años y con muchos records y hazañas increíbles en su haber, se conserva mejor que muchos abuelitos sesentones que conozco…

En fin, que no está bien ser más papista que el Papa, así como tampoco está bien el ser un inquisidor que todo lo prohíbe, finalmente son decisiones que cada uno está en la libertad de tomar, siempre y cuando se tengan muy claras las consecuencias y no haya personas de por medio a las cuales se les pueda afectar con lo que se elija…

Yo le digo a los famosos roids un yes rotundo… pero como mi bolsillo no puede comprar ni una barrita de muesli… y de momento él es quien manda sólo me queda hacer la famosa dieta del ajo y el agua… Ajo-derse y Agua-ntarse…


No hay comentarios: