martes, 30 de diciembre de 2008

*Mensaje por Fin de Año*





Hola Este es un mensaje de fin de año encargado por Lobo Malatesta para los que caigan por aquí, sea en Youtube o en su blog. Bueno, este año al fin está agonizando, ya era hora, y es que si bien ha tenido cosas buenas y malas, al final de cuentas como todos los años, ciertamente ya se había vuelto en extremo tedioso. El mundo está muy convulsionado para mi gusto. Cada día que me levanto veo guerra, violencia e intolerancia por todos lados, eso es algo que nunca me ha gustado, y realmente me molesta. Además, la hipocresía de la gente, la mentira, y su frugalidad me ponen de muy mal humor, ciertamente de muy mal humor… Así que de ustedes depende que el próximo año no sea un pozo infecto de apariencias banales y derroteros a desgano, póngale esmero a lo que quieran hacer, tomen las oportunidades que se les presenten, y no las dejen pasar porque sino se van a arrepentir cuando ya sea demasiado tarde y no puedan hacer absolutamente nada al respecto. Yo no vengo a desearles un feliz año nuevo…el año que viene solo es la conjunción de otros putos 365 días, que podrían ser felices o no, sólo queda en ustedes el vivirlos como si los fueran. Quemen hasta la última gota de su combustible interno en vivir plenamente, y en tratar de ser felices sin que les importe lo que piensen los demás. Esto al final de cuentas sólo es el paso de un día de un año al día siguiente pero en otro año, nada mas… de cada uno dependerá hacerlo distinto o no. Como se habrán percatado yo no soy muy bueno con las palabras…pero en pos de cumplir este encargo esto es lo que tengo que decir, Ahora ya pueden largarse a beber y a festejar hasta la mañana… pero cuídense que los estaré vigilando…

lunes, 29 de diciembre de 2008

Te esperaba en el lugar menos esperado


Esta es la única canción que podría servir de fondo musical para este post.


Es curioso cómo podemos conocer a personas tan interesantes de formas sumamente curiosas. A veces basta tropezarse con alguien en la calle, errar el número de teléfono y terminar llamando a otro, saludar a un desconocido (de momento) creyendo que era otra persona, sentarse juntos en el colectivo (vehículo de transporte público) y comenzar a cantar la canción que suena en la radio a dúo, coincidir en la fila para pagar algún recibo, o por qué no, comentando un video en Youtube.
He conocido personas de formas diversas, claro está que por no ser muy social que digamos, no ando por ahí pendiente de cada humano que pasa para hacerme su amigo. Pero una que otra vez he terminado hablando con alguien de pura casualidad. Una ocasión en la que salí a la calle vestido completamente de negro, con un brazalete de púas, el cabello largo desordenado y cara de pocos amigos, subí a un colectivo y me senté sin mirar a nadie, en la esquina siguiente subió una chica que iba vestida más o menos como yo. Durante el trayecto no cruzamos palabras, pero estando cerca a su parada, se giró, me dijo si era parte de “la movida”; yo respondí que sí (aunque no tenía una clara idea de a qué se refería “la movida”, pero en fin ¡una chica me estaba hablando!) y me dio su e-mail para conversar, acto seguido pagó su pasaje y se bajó. Para resumir esta anécdota diré que la agregué al Messenger y terminamos haciéndonos amigos hasta el día de hoy.
Encuentros como el anterior suelen pasar, pero hay algunos que son un poco más curiosos. Hace ya más de un año, el 11 de Diciembre del año pasado (2007) para ser más exactos, luego de haber comentado uno de los millones de videos que aparecen cada segundo en Youtube (este es el video que comenté, bajo riesgo de que piensen aun peor de mi, pero me da igual, lo volví a ver para hacer este post y la carcajada sigue ahí http://es.youtube.com/watch?v=lFpFs4Xm0Lk), me respondieron corrigiéndome por haber entendido mal una parte de la canción. Ante eso yo respondí diciendo que con razón se me hacía raro porque según mi versión no tendría sentido, inmediatamente aquella persona que me corrigió tan amablemente me preguntó por una parte de la canción que a ella no le quedaba muy clara, así que yo le respondí aclarándole la letra que no había comprendido, así ella me agradeció y me informó que me enviaría un mensaje con su e-mail porque le había caído bien, y así lo hizo.
Como es obvio, la agregué sin mucho que preguntar, una vez alguien dijo que conocer gente es un pasatiempo muy interesante porque nunca sabes a quien te puedes encontrar, así que me animé por completo. Cuando la agregué comenzamos a conversar de las cosas típicas que se hablan cuando conoces a alguien, cómo te llamas, de dónde eres, qué edad tienes, cuándo es tu cumpleaños, qué te gusta hacer aparte de mirar videos burlescos en Youtube, etc, etc, etc. Así nos hicimos amigos en un primer momento, conversando casi todos los días, a veces mucho, otras veces sólo un saludo y unas cuantas palabras. Como es obvio también intercambiamos fotos, para conocernos un poco más, (debo reconocer que me pareció una chica muy linda cuando vi sus fotos) un día ella se animó y me pidió que pusiera mi webcam, pero esta siempre estaba averiada y se veía todo en verde oscuro o de plano no se veía nada. Algunas ocasiones la cámara cooperó y me permitió transmitir una imagen al menos aceptable, y así lo hizo también ella, con lo que empezamos a reemplazar las simples conversaciones escritas por coloquios virtuales un poco más presenciales.
Así pasaron los días, noches en realidad, entre conversación y conversación con aquella argentina que conocí de casualidad. Me encantaba (encanta, aun seguimos hablando) poder tener alguien con quien hablar de cualquier cosa. Se creó entre los dos un vínculo de confianza muy fuerte, donde cada uno siempre, quizá motivados por que sabíamos que el otro no tendría como fallar a la confidencia que le habíamos otorgado, sabe que tendrá en el otro unos ojos atentos, por más cansados que pudieran estar. Se podría decir en realidad, que nos contábamos todo, lo bueno, lo malo, los problemas, las risas, los amores y desamores. Es genial contar con alguien, lo reitero, a veces uno necesita únicamente que lo escuchen (lean en este caso) y que tengan cuando menos una palabra que decirnos.
Algo que le agradeceré muchísimo a esta linda argentina que conocí de casualidad es que cuando estaba en uno de mis momentos más depresivos por circunstancias que suelen (aunque no debieran) pasar, ella que aparte de linda es super talentosa, y que nunca antes me había dejado oírla cantar cuando ensayaba, me preguntó si quería oírla… Obviamente le dije que sí, y en plena videollamada sacó su guitarra y comenzó a tocar una canción del grupo británico Oasis, no la conocía muy bien, pero desde el título de la misma, hasta la interpretación que ella le dio, fueron suficientes para hacerme sentir mejor de lo que yo mismo hubiera pensado. Esa canción era “Stop crying your heart out”… habla por sí sola…
Desde entonces, la amistad entre los dos ha ido creciendo cada vez más, al punto que el cariño que hay entre los dos ha aumentado mucho. Yo abiertamente le digo que la quiero, porque es verdad, la quiero mucho, y le agradezco mucho que le haya caído bien aquel diciembre y que me haya dado la oportunidad de conocerla. El próximo año estaré visitándola y ya le dije que lo primero que haré cuando la vea será darle un gran y prolongado beso, porque en más de una ocasión el deseo de que ojalá estuviera aquí (acá como decís vos) ha dejado entrever que ese beso está pendiente. Este post lo hago para ella, no sólo porque le comente que tenía un blog y que algún día escribiría algo para ella, sino que además era algo que tenía que hacer, una declaración pública de todo el cariño que le tengo. Bueno Ro, ahí tienes lo que te prometí, con un severo retraso, pero acá está. Muchas gracias por las noches del Iscketch, las imitaciones de Alejo y Valentina, los mensajes internacionales del móvil, las llamadas, y sobre todo por la confianza, la amistad y el cariño que me dejas descubrir en ti/vos. Te quiero mucho y aquí tienes unas pocas líneas que son insuficientes para poder decir cuánto significas para mí.

domingo, 28 de diciembre de 2008

~No Será Igual~

Canción propia de Láudano...
Canción de corte romántico, pero sin llegar a lo cursi ni a lo meloso.
Este post pecará de pretender la promoción de este sencillo que con suerte no será extremadamente vilipendiado.
Ahí les dejo esta canción que, con la venia del dios en que ustedes crean, ojalá les llegue a gustar.

Atte.
Láudano


miércoles, 24 de diciembre de 2008

Pesadilla Antes de Navidad*

*Título usurpado descaradamente a la obra maestra del genial Tim Burton, sólo para efectos de idoneidad respecto al texto. Aquí abajo encontrarán un clip de esta genial obra maestra. (Está con la traducción castellana, es la única que he hallado, si alguien encuentra la versión latinoamericana, por favor hágamelo saber, muchas gracias)




No es mucho lo que tengo que decir hoy, sencillamente quiero hacer un extensivo saludo por estas fechas a cuantos pudieran entrar a este insípido blog. Espero, tanto para los conocidos, los desconocidos y los que en un futuro conoceré, que hoy se queme en su copa de champagne, y en la cena que departan con su familia, amigos o por qué no, el amor de su vida (si siguen creyendo en esas pamplinas), todo lo malo, pésimo y/o terrible que pudo haber tenido este año que está agonizando. Ojalá que cuando terminen de beber y comer entre el jolgorio y la dicha, sólo quede lo bueno (por poco que sea) que estos 360 días les han dejado, personalmente optaré por esta solución.
Así que ahí tienen mis deseos, los más sinceros en realidad, porque no me agotaré repitiendo las conocidas fórmulas en cadena, de desear, paz, amor, armonía, bendiciones y felicidad...todo eso lo consiguen ustedes mismos con sus acciones... en realidad todo lo consiguen ustedes por su cuenta. Por eso me limito a expresarles mi deseo extensivo estas Navidades, aunque no llegue a calar en ninguno de ustedes.
Pasen una Navidad tranquila y sin muchos sobresaltos, olviden lo malo, atesoren lo bueno y pidan que los siguientes 365 días que se nos vienen traigan más de lo último, porque para cosas malas, la mayoría ya estamos saturados.
Repitiendo el cliché más repetido del mundo...me despido temporalmente del blog, hasta que pueda comenzar a terminar el post que tengo pendiente con ustedes, y encuentre la inspiración que parece haberse ido de vacaciones antes que yo...
Tengan todos ustedes una Feliz Navidad... del año nuevo...cuando vuelva de mi viaje, ahí recién hablaremos...
Si este es un texto pobre y mediocre, debe ser porque aun sigo dopado y seguro es otra de las tantas pesadillas en la noche antes de navidad, que suelen obnubilarme cada año...en fin ya estoy acostumbrado... Agur...

martes, 16 de diciembre de 2008

Vidas análogas



Música recomendada para acompañar la lectura de este post.


Tu vida es sólo la suma de dos medias vidas que pretenden parecer completas, eres como un híbrido compuesto de retazos hipócritas y maledicentes. Eres sólo dos mentiras que se cuentan al mismo tiempo y a distintos incautos, a los que crees controlar, dominar, pisotear, eres el embuste doblemente hiriente, doblemente doble. Muestras a tu conveniencia la faceta que más te acomode, la que más te sirva, la que más te plazca mostrar…dulzura, ternura, inocencia, amor, sinceridad… todo es útil para que tu falsedad se filtre entre los anaqueles sistólicos de la credulidad. Y tan a prisa como cambian del blancor a la negra ceniza las cartas quemadas, cambias tu disfraz y te aprestas a desollar al que más cerca de ti ha estado. Con pasmosa crueldad, no reparas ni un segundo en atacar a traición, con alevosía y franca ventaja, a quien se desprendió de su propia carne para enfrentarse contra tus demonios.
No concibo aun del todo, la forma en que tan fácilmente cambiabas el color de tu mirada pretendida, del verde al negro más profundo. No consigo entender qué placer se escondía en esbozar palabras, historias y caricias a escondidas, para luego negarlas como si fueran atroces crímenes. ¿Es acaso que tu farsa no contaba con este bufón para su acto quinto? Pero recuerdo que siempre fue lo mismo, siempre fue igual. Haciendo que los ojos que nos acompañaban nunca vieran más de lo que tu control enfermizo permitía, me alimentabas de las migajas de tu atención, nunca tantas como para mitigar del todo el hambre de mi boca, pero lo necesario como para evitar que muriera la flama que otrora ardió en tus palmas. De brazos para afuera mutabas completa, te desprendías del falso amor que me redactabas entre líneas borrosas, renegabas de cualquier afecto hacia mí, clamabas tu amor por otros de tu pasado y futuro, destruías la pobre imagen de este infeliz a costa de falacias bien vestidas, todo con tal de salvar tu propia piel. ¿Vergüenza? ¿De mi?... Lo pregunte… lo negaste, con hipocresía también.
Es difícil asimilar que te mientan con desparpajo a la cara, que te arrojen mentiras tan disciplinadas, cuya única misión es la de crear en ti la idea de un cariño inexistente. Que te abracen sin culpa, cuando no lo sienten, que te regateen el tiempo juntos, bajo la justificación de obligaciones pendientes, cuando ese tiempo le abunda, le desborda los bolsillos, pero nunca gasta en ti, que mezquinen la cuota espontánea de afecto, que dijeras te amo cuando ya habías abandonado. No logro aceptar que en la precariedad de un sentimiento se encandilen frases amatorias que se descuelgan entre llamadas de madrugada, pero que trocan en distanciamientos inexplicables, pero impuestos, cuando la luz del sol baña las plazas. ¿Cuánto sobrevive una mentira fermentándose en una boca impronunciable, si esa boca es la que no resistes besar? Tu mentira alcanzó a mi ingenuidad y la acribilló con su propia fuerza de creerte, aunque en el fondo del charco que amolda es silueta se respiraba el hedor de lo falso.
Hoy asimilé más de tus mentiras, más de toda la farsa circense que tendiste sobre lo que yo creí real, sobre lo que yo amé como real. Hoy leí los sonidos pesados de las confesiones que refluyen con el etanol, hoy mi bendita ingenuidad se prostituyó entre la narración de todo cuanto fuiste capaz de hacer. No soy perfecto, pero sí sincero, tú querías parecer perfecta, aunque tuvieras que mentir tanto para ello, sin que te importe el azote que lanzabas a mis espaldas con cada escupitajo que vertías para limpiar las máculas que eran para ti mis imbéciles ojos negros enamorados. No voy a entender jamás por qué mentiste tanto, por qué no tuviste en cuenta las cicatrices que imprimías indelebles en mi frente. Y aun así me acusaste de acusarte por ser mala, cuando no has hecho más que jugar al escorpión oculto en la arena, que sólo aparecía para inocular su veneno a la mano que se tendía frente a ti.
Hoy no entiendo las razones, y no las entenderé aunque reencarne mil centurias, porque nunca hallaré explicación al desdoblamiento sentimental que he presenciado entre la desidia de tu apático abrazo. No voy a llorar, ni a lamentarme, ni reclamar siquiera una justa explicación, pero hoy, con las yagas en carne viva como quemaduras del milésimo grado, quiero sacar de mi las esquirlas de tus mentiras. Hoy me purgo el alma y remojo mi culpa en la salmuera de una calma conspicua, el sufrimiento no se avizora en mis costas, jamás regresará el vapor de la confianza y el afecto que me ligaba al personaje que representabas ante mí. Me preguntaste si creía que todo había sido falso, en más de una ocasión…hoy no me equivoco si digo sí…pero ese sí duele, como duelen las ruinas después de los bombardeos…y es mejor pensar que nunca te llegaste a pasar por aquí, que nunca viniste, y que por suerte nunca tendré la oportunidad de conocerte. Mucho gusto, mi nombre nunca ha sido Beto Malatesta.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Matarte y no morir en el intento



Soundtrack recomendado para leer este post... I dont think you trust in my self-righteous suicide


lunes, 8 de diciembre de 2008

"Quisiera Dormir"



Hoy no me siento particularmente inspirado, no tengo una conjunción de frases, mucho menos una alegoría donde convergen sentimientos y palabras, a formar un relato, no es el caso. Hoy sólo tengo ganas de una cosa, hoy es una de aquellas muchas noches en las que he pensado lo mismo que pienso justo ahora. Es otra noche cobijando un pensamiento consabido y recurrente, constante y quizá hasta adictivo, no precisamente agradable, pero no por ello menos atrapante. Y es que por ello no logro apartar al completo esta idea de mi cabeza. A veces creo que me he acostumbrado a vivir (que paradoja más curiosa) con los pensamientos indecibles que me cuento a mí mismo cuando no tengo a nadie a quien atormentar con mi agradable tormento. Mi cerebro es una maraña de sinsentidos contundentemente ilógicos, pero que por su tesón y pertinacia no tienen la apariencia de querer disiparse, al contrario, los veo sumamente cómodos en el hospedaje de mi mermada razón.

Siempre he notado que la gente no está preparada para mirar a las vacías cuencas del segador, al contrario casi todos rehúyen en cuanto pueden la posibilidad de extinguirse como la luz de una vela consumida. El pavor a la fragilidad de la existencia terrena, hace que la mayoría de hombres jamás quiera enfrentarse a su final. Y es que el ser humano de hoy ha perdido los vestigios que antaño no veían a la muerte como el punto donde culmina el todo, sino como el real inicio de la existencia intemporal, como el acceso a un mundo alejado de la crudeza de éste, como el evento más importante que podía ocurrirle a alguien.

Yo aún conservo esa idea, para mí la muerte no es final de nada, para mí es sólo el punto de peaje obligatorio que debemos pasar para desprendernos del pesado polvo que nos empaña aquí, y despojarnos de la coraza informe que nos ha vestido como pordioseros. Es el punto de purificación de las culpas, rencores, odios, envidias y demás males tanto propios como endilgados por la mirada malsana de los otros. Es el primero de los grandes viajes que nuestra esencia descarnada iniciará sin las limitaciones de una carga física, donde se saboreará la absoluta expansión de nuestras potencias, sin restricciones, sin miramientos, sólo eternidad para ser lo que siendo no se pudo ser.

No puedo recordar el día exacto que comencé a visualizarme en aquel estado, mucho menos la primera ocasión en la que deseé saber que se sentía la inmovilización perpetua. Sólo recuerdo que fue hace mucho tiempo, pero siempre manifestado como una idea, siempre como un fugaz destello de irracionalidad infantil. En un principio jamás se me cruzó por la testa (mala testa, en realidad) el perseguir la satisfacción de mi curiosidad, para mi era sólo la intrigante duda que me asaltaba en aquellas horas sin compañía alguna, en que el tiempo libre liberaba ejercicios mentales que no eran usuales.

A muy pocas personas las hice cómplices de mis ideas autodestructivas, a muy pocas abiertamente les comente en tardes amenas, que moría (no literalmente) por saber qué se sentía morir, y sobre todo qué sentirían y pensarían aquellos que conozco al recibir la noticia de que abdique de sus reglas terrenas y me escapé por la puerta falsa al plano de la sinuosa quietud (valga confesar que esta idea jamás desaparece de mi cabeza, y creo que difícilmente lo hará). Sus expresiones y contestaciones eran, obviamente, represivas, incrédulas ante el inaceptable deseo de envanecer esta existencia por el puro gusto (placer realmente) de hacerlo. Absortos de conocer que en la profundidad craneal de una criatura que jamás demostraba ascos a su existencia, residía la constante intención de encontrar prontamente la muerte, me instaban a no volver a mencionar ese tema, y soltaban la andanada reiterativa de lo bello que es vivir, yo los escuchaba y comprendía que no entendían todo cuanto apañaba esa postura, que no se limitaba al tedio que podía ser o no ser el continuar respirando por simple inercia.

Quizá fue a partir de que estos pensamientos se hicieron mayores junto conmigo, que comencé a entrañarlos como se entraña a los amigos más cercanos. Siempre estaban conmigo, siempre me brindaban arduas horas de ejercicios mentales de proyección futura, donde me veía encerrado en el crematorio algunas veces atiborrado de dolientes, y otras, las más de las veces, totalmente vacíos de no ser porque yo estaba ahí. Muchas tardes, noches y sobre todos madrugadas hilvanaba historias en torno a mi deceso, las narraba y luego las reescribía cambiando escenarios, protagonistas y desenlaces, cada uno más trágico que el anterior. Disfrutaba planificando mi agonía, mi muerte, mi entierro, gozando al ver las lágrimas de gente que jamás he visto llorar, y que ahora quebraban sus gargantas por el llanto. Disfrutaba ver el dolor en sus ojos, y saber que era por mí, me extasiaba sobretodo en su culpa, en sus lamentos por lo dicho y lo callado, por lo hecho y lo no intentado, todo eso me hacía sentir extrañamente bien, como si pudiera percibir aquello que in vitta nunca sentiría de su parte.

Hasta este punto todo se desarrollaba en los límites de lo que puede llamarse normal. Mientras sean ideas no habría problemas, ya que todos han albergado en lo más oscuro de su psiquis algún deseo estigmatizado por los cánones sociales, y mientras no los consume, pues no tendrá por qué admitir que siquiera los consintió. Pero siempre hay detonantes para estas ideas, siempre hay lo que llamo “situaciones combustibles”, que incrementan la inflamabilidad de un pensamiento y lo tornan un pandemonio incontenible que pareciera tener mente propia. Algunas de estas “S.C” (para abreviar) pueden tener o no razón de serlo, ya que podrían ser realmente situaciones muy dolorosas, o como en mi caso banalidades intrascendentes que servían como pretexto para saciar mis ansias auto homicidas.

Súmenle a lo dicho, que soy un ser depresivo, y no por influjos extraños, que ciertamente en buena cuenta han ayudado mucho, sino por cuestiones propias de una mente estropeada a nivel químico, que me pueden sumir en la absoluta abulia con un solo recuerdo que traiga del pasado (ya lo dije banalidades intrascendentes). Aquí tengo los ingredientes perfectos para preparar un cóctel mortecino como su servidor. Es así como las que fueron ideas comenzaron a tomar cuerpo de acciones, así fue que empezaron a abrirse camino por entre mi piel (literalmente), y fueron asomándose incipientes para mascullarme al oído que era momento de hechos y no de palabras. Así comenzaron mis acercamientos con el borde punzante de la obsesión mortuoria, con la fijación lacerante de traspasar finalmente la frontera. En este punto comenzó a escribirse el obituario, que lamentablemente aun permanece inconcluso, ya no son meras ráfagas de insania que merodeaban por mi obsolescencia, ahora han tomado forma, y cada día se afianzan más en mí

Esta es otra noche de esas, en que dormir un poco más de lo acostumbrado se vislumbra como una oferta de lo más tentadora… Si vuelvo a atropellar las letras como vengo haciendo aquí hasta ahora, podrán estar seguros de que otro intento ha fallado… Aunque ¿Quién sabe? Posiblemente un día de estos deje de redactar más estas líneas, y alguna otra mano sea la que redacte sobre una losa de mármol cincelado, “Beto Malatesta”, la muerta aguarda a los que la esperan, y su esencia se pierde en quienes la desean

jueves, 4 de diciembre de 2008

"Manifiesto"



Música recomendada para acompañar la lectura de este post.




Me extiendo en el fango inherente a las cavilaciones andróginas que en la total efervescencia de los ímpetus se encandilan con una palabra que se reduce a una mera consolación. No soy piedra que rueda en la trasnochada imaginación de los perdedores, no soy obstáculo que se salta sólo para caer en nuevo foso maquillado de oportunidad. Soy incendio de las selvas que dibujaste en unas pocas brasas ahogadas, soy tempestad calma que duerme para no ser más tempestuosa que tu huracán vacilante. No soy de los que pierden por retirarse de la batalla, soy el suicida que sin armas se enfrenta al batallón que siembras en mi camino. No soy adulador de tu vanidad pecaminosa, no soy de los que quieren ser lo que los niega, soy tierra húmeda en la que renacen las semillas de tus blasfemias. No soy como la luz encendida en mediodía, inútil, un desperdicio, soy el faro único que se erige entre la borrasca y la niebla y tu eres el barco que permito naufragar en las rocas costeras de mi rabia. No soy la sinfonía incompleta que tu cuerda de soprano interpreta con rechazo, no soy la melodía que sonoriza tu voz callada, soy como la orquesta estridente sin instrumentos que arrolla las partituras que no sabes llenar. No soy como piensas, no soy la hoja débil del arbusto que no llegas a querer sembrar, soy la zarza ardiente en la montaña que tienes prohibida visitar por impía.
No soy el leproso que destierras en Molokai a caer por pedazos que den cuenta que alguna vez fuiste su infección, no soy la superstición que coincide con tu infortunio premeditado, yo soy la marea que decanta los deseos de los que no sueñan con imposibles por vivirlos. No soy un príncipe azul infanticida de tradiciones clásicas de consumo mediático, no soy el galán probo que enaltece la orgásmica tribulación de tu intangibilidad, soy el mercenario de preseas fútiles que llamas besos, soy el encantador de víboras membradas que se dicen a sí mismas princesas, soy el caído juzgador de ángeles de papel maché que impostan su santidad en un escupitajo al cielo. No soy la silueta difusa de algún cántaro rebalsado de tus angustias pernoctantes, no me considero el osario de tus antojos libertinos que camuflas en la absurda pureza mancillada de tus años, soy el predicado de la oración sin verbo que cumplimenta sus centurias en la punta de tu lengua, soy la memoria tatuada tras tus sienes, soy la exclamación que corona el fin de tus preguntas neutrales.
No soy la huella en arena de playa veraniega, no puedo ser la gota seca del temporal que discurre de tus falsos ojos en falso dolor, no me permito ser el recurrente de tu intermitente abandono recurrido, yo soy el segundo dentro del minuto más extenso, soy la orfandad de Adán y Eva satirizada en tus palmas sudorosas, soy la sangre estancada en tu rojo corazón pétreo comprado al regateo en alguna plaza. No soy de los que venden su conciencia por migajas de cariño pretendido, no soy de los que se callan cuando otro está hablando con la hipocresía por idioma, soy el aullido penitente de los cardos idénticos a la caricia de los erizos, soy el entramado que cierne la levadura que inflama el rotundo aleteo de la esperanza cuando se aleja volando. No soy la monotonía de lo previsto en saco y corbata, no soy las maneras que la sociedad peletera curte desollando individualidades, yo soy la locura frenética de los amantes desconocidos, yo soy lo imprevisible que sólo vaticinan las runas de mis ojos leídas en voz alta, yo soy la combustión espontánea del pesimismo que tenias por credo.
No soy ni he sido la estrella que descuelgas a dentelladas voraces con musitada egolatría, no soy la constelación fugaz que remonta tus planos vigilando que no les arrebaten el brillo, soy la supernova que enciende la negrura del universo entre tus miembros, soy la nebulosa que entra y sale a voluntad del magnetismo subliminal de tus sendos hoyos negros. No soy cielo de tarde perfumada, no soy despunte matinal de canoras consonancias, soy madrugada lluviosa de comparsas incitantes y clandestinas, soy noche de voces inaudibles que perpetran la fantasía que no conocerá su carne. No soy artimaña que camufla la preterición de los honores, no soy coartada investida a los antojos de sobreactuadas representaciones, no soy el papel relegado que interpreta el decorado de un pecho sin alma, soy el guión de los relatos inenarrables de una autobiografía por encargo, soy la lascivia, la injuria, el desasosiego de los párrafos endémicos de las desaforadas regiones al sur de tu centro, soy la batuta talionaria que infunde la piel con zanjas de honestidad recalcitrante.
No soy lo que quieres que sea, no soy lo que quieres creer que sea, no soy lo que quisieras haber creído que querrías que sea, no soy, no soy, no soy. Soy tu opuesto, tu antípoda, tu marginación extrapolada, tu azote y flagelo, tu banco de tiburones, tu fetiche con la lluvia dorada, tu filo aserrado, tu boca cerrada, tus pechos enhiestos, tu perdición insensata, soy, soy, soy. No soy tu conveniencia, no soy tu calma, no soy tu seguridad, soy tu reticencia, tu terquedad, soy el lado oscuro que habitó sin permiso en lo recóndito de tu alma. No soy tu hoy, no soy tu mañana, no soy tu hasta luego, no soy tu promesa de manos en vientre ni besos antes de enfrentar el alba. Soy tu ayer, tu pasado, tu olvido, tu nunca fuiste, tu nunca has sido, tu ya no eres, tu ya no trates, tu mejor no intentes, tu no me mires, tu no me hables. Soy el futuro dirá, soy el la vida enseña, soy el sólo es cuestión de esperar, soy el siempre habrá otra luna llena, soy el no me rendiré, soy el no me verás más, soy el que siempre quisiste que nunca fuera.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Solus, en sus cuatro primeras acepciones*



Música recomendada para acompañar la lectura de este post.


Hace casi un día mientras merodeaba en los rincones virtuales del escaparate aquel en que me escondo para despistar a mi mente, me encontré con 16 líneas que llamaron mi atención profundamente. Eran sólo 16 líneas, un texto breve, un relato corto sino una declamación interna que clamaba por ser expuesta y, quién dice que no, comprendida. Las repase posiblemente unas 8 veces, y con cada lectura las fui haciendo mías, fui asimilando y asumiendo el rol protagónico de su lírica. Me sentí jubilosamente desdichado cuando culminé la octava lectura a aquellas 16 líneas, infundido por un frío abdominal reconfortante, me animé a animarme. Propuse lo que fue el bosquejo de una sonrisa hipócrita y me deje llevar en dubitaciones sobre esas 16 líneas.

Esas 16 líneas me hicieron recordar a una pregunta que me plantee a mi mismo hace algún tiempo, y la cual compartí con la gente que se tropezaba con mi presencia ausente, virtual y valiente desde la clandestinidad. Si bien nunca obtuve mayores respuestas, las que logré sonsacarle a mi alter ego bastaron, por lo intrincadas y satisfactorias, para comprender que no podré comprenderme cuando estoy buceando en la pez de las remembranzas. Pero no puedo ignorar esas 7 voces que se manifestaron en reflejos motrices manuales y apostaron por un insignificante “sí”. Hoy veo que esas taimadas afirmaciones en se traducen en momentos de apatía estratosférica como este que tú sientes ahora, que yo siento ahora, que él y ella sienten ahora, pero que pocos se han animado a hacer público. Pocos calzan su voz para que se aleje de ellos y recorra tramos insospechados por su cuenta, quizá porque los acechará el riesgo que de sus voces huyan para siempre, o en el peor de los casos, que vayan a buscar un oyente que hace mucho quedó sordo para ellas.

Quedó claro que gusto leer aquellas 16 líneas, no sé, quizá sea que me haya así en aquel preciso instante y no me haya dado cuenta que la identificación con esas 16 líneas no opera sólo por el vano conocimiento del tema a fuerza de reiterarlo...¿Qué se yo?... Quizá tras esta pantalla que refleja las siluetas de seres que no se si existen, estoy sosteniendo un revolver cargado contra mi cabeza ya vaciada de antemano; quizá esté preparando una fresca bebida de raticida en sobre, o quizá esté interpretando una melancólica melodía de violín sobre mis venas usando como arco un escalpelo...Quizá sea todo lo contrario...quizá me encuentre leyéndome a la distancia con una nínfula que enaltece mis sentidos y mantiene mi ego sobredimensionado; quizá estoy viendo una película que rememora viejas glorias jamás conocidas, o quizá simplemente estoy oyendo una canción que nunca dediqué, mientras imagino que yo soy el rock star que la interpreta.

No sé...ustedes mucho menos podrían saberlo... sólo estoy seguro de que entendí perfectamente esas 16 líneas. Aquí, abarrotado en la saturación que infesta las paredes de mi guarida, solo en el mundo de mi psiquis alborotada puedo hacer lo que en el mundo mal llamado real, nunca tendré la oportunidad de hacer, sonreír contento por saber que estoy triste. Porque en el afligido yermo que me representa, no he encontrado nada mejor que acompañar esta soledad con la soledad de otra persona. Lástima de suerte mía, no encontré a esa persona pero me quedé cuidándole su soledad, y cuando intente juntarla con la propia me di cuenta que había pasado demasiado tiempo…mi soledad también se había ido. ¿Alguna vez te has sentido tan solo, como para pensar que ni siquiera tú estás contigo?...Preguntaste…Sí, desde que te conocí, todos los días.


*El presente post está inspirado en el texto "Sola", de la gran escritora Melissa Ramírez Arévalo. Ciertamente los invito a leer su blog "Entre calles y borrones", no tiene pierde. Y a ti amiga, ya te lo dije animos, que debemos avanzar para ver como caen los rezagados.