Tal como en el caso del post anterior, todos hemos oído alguna vez (o muchas veces en realidad) frases que se nos han quedado grabadas en la memoria y a las que recurrimos usualmente para tratar de decir algo que suene profundo o inteligente, y bien pueden ser de dominio popular como los refranes o las dichosas frases célebres, o expresiones sonsacadas de la letra de alguna canción de antaño o contemporánea, y ¿Por qué no? Aquellas que son fruto del sinceramiento y la rutilante brillantez de la gente de a pie con la que convivimos a diario. Estas últimas suelen ser las que guardamos con mayor cuidado en nuestra memoria, no precisamente por las sabias enseñanzas que puedan contener, sino por el contexto en fueron producidos, su significado personalísimo para su creador y ocasionalmente para nosotros o por el simple hecho de que nos tuvieron como destinatarios de su mensaje y fueron dichas por alguien a quien nos unía algún vínculo que nos aventurábamos a considerar como especial y único. Y es que las más de las veces cuando llegan a nuestros oídos estas frases solemos prestar toda la atención que podamos, pues por tratarse de alguien a quien (en apariencia) le importamos o nos guarda alguna clase de aprecio o cariño, es nuestro menester el captar en plena claridad hasta el más pequeño detalle de lo que sea que quieran darnos a entender, aunque hay ocasiones en que la desventura nos juega una mala pasada y su mensaje no es precisamente lo que esperábamos, sino que nos deja de una sola pieza, sorprendidos de lo que acabamos de oír, incrédulos y renuentes a aceptar que alguien que nos profesa su afecto (y a quien por tarugos o muy confiados les creemos) pueda decirnos algo así. No se con que frecuencia suele pasarle esto a la gente, pero estoy convencido de que pasa (al menos personalmente a mi sí me ha pasado), ya he tenido oportunidad de escuchar en más de una ocasión las quejas entre dientes de almas dolidas que fueron víctimas de la lapidaria verborrea de su persona especial , que lejos de preferir algo bonito, dulce o afectuoso, dejaron colarse por entre sus labios oraciones tan duras como concisas, cortas pero con la suficiente fuerza para tumbar una sonrisa en un contundente Knock Out lanzado con toda la premeditación, alevosía y ventaja.
Las frases que lastiman vienen en distintas y muy variadas presentaciones, y sus propiedades lacerantes se pueden diferenciar unas de otras en atención a que tanto trasfondo hiriente posean, al modo y contexto en que se produzcan y que tan sensible sea su receptor. Sin temor a poder parecer indiscreto puedo tomarte la libertad de compartir con ustedes una anécdota que se dio una noche de tantas en que uno se reúne con sus amigos de la universidad alrededor de unas botellas a la salida de las clases, cabe decir que el grupo lo componíamos ejemplares masculinos bien diferenciados (un romántico empedernido en vías de rehabilitación a golpe de decepciones, un músico exitoso en lo académico pero recientemente desafortunado en el amor, un chico arisco con pose de duro pero que arrastraba una ya lejana mala experiencia amorosa y el más canchero de todos con una amplia experiencia en mujeres que se vio traída al suelo con la infidelidad su actual ex enamorada), íbamos pues por la segunda botella de vino (un vino barato, de 5 soles con cincuenta céntimos la botella incluidos sus respectivos dos vasitos plásticos, adquirido de forma muy discreta por la ventanita de una casa de familia que ni por aproximación podría identificarse con un expendio de licor a los bebedores de entre semana), brindando por la salud de aquellas que se adueñaron del control de nuestras risas y tenían las llaves de nuestras lágrimas (como yo solía decir), cuando de pronto comenzaron a aflorar por sí solas, y quizá con un poco de ayuda del alcohol que inundaba nuestro sistema circulatorio, las quejas, comentarios, historias y chismes de todo calibre e índole. Curiosamente, fuera de la común identificación de la chismosería y el cotilleo como atributos puramente femeninos, nos consumió una inmediata necesidad de comentar y escuchar lo comentado por los miembros de esa pequeña logia vinícola recién formada, de la cual rescataré uno en especial que se ajusta como hecho a la medida a este tema; y es que entre confesiones y acusaciones entrecortadas por eructos y regurgitaciones surgió una de las frases que jamás olvidaré pues al oírsela relatar dentro de su historia a mi compañero de botella quede tan perturbado como si hubiera sido a mi a quien se la dijeron. Resulta pues que uno de aquellos cuatro mosqueteros del trago barato tenía una enamorada un tanto especial, quizá por lo moza y comprensiblemente inmadura que era, por sus juveniles ímpetus o por el estilo de vida al que había sido (mal) acostumbrada por sus relaciones anteriores; con la que pese a todas las atenciones y el esmero que ponía tenía discusiones con cierta (regular) frecuencia, unas más fuertes que otras, como nos suele pasar a todos, pero llegó esta ocasión en la que la discusión se disparó a temas que antes no habían sido abordados por sus caldeados ánimos, fue así que los reclamos surgieron, como arrastrado vino el momento de sacar en cara lo hecho y dejado de hacer por el otro, las quejas que se callaron para llevar la fiesta en paz, etc., etc., y como si fuera un globo al que lo llenaban con aire a muy alta presión y a gran velocidad el asunto explotó en un segundo con una concatenación de palabras que juntas pusieron punto final a la pelea, y no, no fue la típica forma de finalizar los pleitos al estilo de “Está bien, tienes razón fue mi culpa, ya no peleemos ¿Sí?” “¿Sabes qué? Tu problema oe, cuando te pase me hablas” “Eres un imbécil, madura y hablamos ok!” (que si bien pueden sonar duras, no nos dejan marcados, ni nos sumergen en un páramo sinuoso repleto de perplejidad). Lo que se le ocurrió decir a la enojada señorita fue algo que cruzó esos límites, y es que no tuvo mejor forma de responder a los argumentos de su enamorado (su aún enamorado, su enamorado desde hace tiempo, la persona con la que se supone compartía un vínculo basado en el amor y el respeto mutuo) que decir “Menos mal que hace tiempo estoy arreglando las cosas con mi ex!!!”
¿Qué motivación puede tener una mujer para lanzarle tal mentada de madre a la autoestima de su compañero sentimental? Peor aun ¿Por qué hizo lo que dijo y dijo lo que hizo en primer lugar? ¿Será posible que acaso el amor que se prodigaban y decían sentir resultaba insuficiente para sobrellevar los problemas de la vida diaria de pareja? ¿Quizá el fuego del amor se fue consumiendo y lo que antes era una gran hoguera hoy sólo queda en fugaces y agonizantes chispitas? ¿Se habrá terminado aquella magia de verano que hace salir el sol cada mañana y brillar las estrellas en la noche más oscura? ¿O sucederá quizá que sin tantos rodeos, el amor no le dio para tanto?
No sé, puede ser; a mi me había pasado. Abrumado al comprobar una vez más cuan brutales pueden ser las mujeres cuando se lo proponen empecé a recordar como hacia cierto tiempo atrás yo me sentía seguro, a salvo de ello, como si estuviera blindado portando un chaleco antibalas NIJ IIIA a prueba de esas frases devastadoras, pues si bien en la relación que tenía en ese momento no todo era color de rosa (más bien era un tono verde limón, ácido y algo agrio) al menos no se vislumbraba en mi panorama la posibilidad de oír algo así. Y con esa idea solía disfrutar ingenuamente mi seguridad, con las típicas rutinas de los enamorados…asistir a las clases juntos, caminar por los pasillos de la universidad juntos, salir de clases e ir a comer algo sólo los dos (ahondaré en este tema en un próximo post, pero francamente eso creo es lo más contraproducente de las relaciones, no sólo por el hecho de que tu eres quién a cada salida estrangula su bolsillo, sino que además no puedes rehusarte a verla comer sola porque de inmediato te increpará tu actitud y te demandará, más que sugerirá, que pidas algo para comer con ella, incrementando así el diámetro circunferencial de tu zona abdominal, y peor aun si tu enamorada dice que no le gusta que estés en forma sino que parece disfrutar con tu abundancia de carnes no magras), dejarla en su casa para que no la asalten ni se exponga a peligros innecesarios (que tu si correrás por tener que volver casi a las once de la noche a tu casa, que para tu mala suerte queda en la antípoda de la suya), ni bien llegas encender presuroso la computadora para hablar con ella en exclusiva, haber sido precavido y tener el celular con mínimo 30 soles de saldo (diarios, lo que más dolió a mi economía dependiente) para poder atender sin falta a su irresistible me das una llamadita, ¿shipi?, dormirte soñando con ella, levantarte para desearle buenos días, y repetir nuevamente la lista de actividades que aseguraban un día, si bien no emocionante, al menos entretenido y gratificante.
Y bueno, tal como dice por ahí alguna canción (creo, la verdad no estoy seguro), así trascurrían mis días en total calma y en irreal sosiego, pero como dice otra canción (y de esto si estoy seguro) todo tiene su final, nada dura para siempre, así que como era de esperarse la burbuja de la estable tranquilidad de la que yo pensaba era una etapa sin sobresaltos se vio quebrada (en realidad yo diría machacada) en una noche que no tenía aparentemente nada que la diferenciara de las otras, salvo que acababa de retornar a mi domicilio, presuroso por encender mi computadora e iniciar aquel ritual de galanteo virtual y adoración a distancia que con tanto agrado hacía alegóricamente festivas mis (de algún otro modo aburridas, como hoy) noches conversando con ella, y es que horas antes habíamos departido una de aquellas salidas que buscaban ser un reducto de pura dulzura, romanticismo y ternura, y es importante anotar que todo transcurrió de lo más normal como de costumbre (claro, siempre hay momentos de tensión que preceden a alguna fugaz discusión que con suerte no llega a aparecer quedando todo en un intrascendente roce), nos despedimos en la seguridad de la puerta de su domicilio con una sonrisa sincera viendo hacia atrás y un par de manos alzadas alejándose. El asunto es que comenzamos con el respectivo saludo melosito de rigor, y como si no nos hubiésemos visto en semanas nos preguntamos por cómo estábamos y qué hacíamos, así surgieron temas sin trasfondo en realidad (como es usual y hasta grafica una sumamente manoseada expresión, uno cuando esta enamorado puede hablar de todo y de nada, pues hasta el clima en Birmania a mediados de octubre resulta interesante con tal de continuar sintiendo que algo te vincula a esa persona especial) pero agradables, cuando de pronto entro el tema de la salida que había acontecido horas antes, las gracias mutuas por la tarde tan linda y la maravillosa compañía se dieron, los comentarios sobre lo bonito que es pasar el tiempo al lado del otro y así muchos más del mismo tipo, pero en algún momento la senda pareció un poco borrosa y terminamos extraviando el coloquio amoroso y ameno por uno más seco y algo arisco, no se como (lo digo en serio, de verdad no recuerdo muy bien como salió el tema, pero estoy convencido de que fui yo quien lo sacó a relucir, por un vieja mala costumbre que con sobrehumano esfuerzo intento, de momento sin gran éxito, erradicar) pero terminamos plantados en esos ámbitos y ya no habían palabras cariñosas, diminutivos cursis ni piropos a quemarropa, sólo un par de jóvenes teniendo una conversación en un ceremonioso halo de seriedad y en picada. Lo que pasó fue que yo soy (era, fui, solía ser, no sabría como temporalizarlo de la mejor manera) alguien que le da demasiado peso, relevancia, trascendencia, importancia, etc., etc., a los detalles (soy un detallista empedernido, lo considero la mejor forma de demostrarle alguien lo que en verdad significa para nosotros, pues las atenciones especiales, los gestos, en fin todas aquellas pequeñas cosas que uno hace por otro dicen mucho más que 10 horas continuas de reiterativos te quieros, te amos y te adoros que caducan en expresiones fonéticas con más buena intención que verdadera voluntad) y pues sin ser más egoísta que la mayoría de ustedes, también me gusta que tengan detalles conmigo, quien me conozca sabrá que este su servidor no tiene reparos en llorar públicamente como un niño al que le acaban de quitar sus caramelos, amígdalas, vesícula, parte del hígado y uñas de ambas manos sin anestesia, al recibir algún detalle sorpresivo que tenga como intención el transmitir algún silente mensaje cariñoso; y debido a esta característica mía (unas veces buena otras todo lo contrario) se generaban discusiones como aquella, que por persistente en el tema parece haber aburrido a mi compañera sentimental de aquella ocasión, colmándole la paciencia y bueno, hay que reconocer lo que nos toca, no maneje bien la situación y lejos de ponerle sano fin a la discusión le eché una mezcla de gasolina, acetona, alcohol, kerosene y papel picado al caldero del problema, ella pese a su enojo sobrellevo todo con inteligencia tratando de apaciguar los ánimos que yo sólo caldeaba, hasta que inquirí una vez más en el asunto de fondo y volví a preguntar “pero entonces ¿Por qué no me tomas de la mano?!!!”, y ello generó aquella respuesta que quizá (quién podría saber, bueno la verdad es fácil de deducir que sí) se habría evitado si hubiera abandonado el tema, aquella respuesta que no pensé que pudiera darse como salida valedera, aquella respuesta que fue “sorry, pero el amor no me da para tanto”…
Para que alargar la anécdota contando que obviamente me sentó como un baldazo de agua congelada (no, no por arrojarme el agua fría, sino por golpearme como si se tratase de una refrigeradora) la discusión continuó por mi parte asido de aquel argumento, y digamos que esa noche no terminó bien, pero con los días que sobrevinieron la cosa quedo archivada en la papelera de reciclaje por el bien general, aunque obvio, no logre sacármela de la cabeza del todo, y es que me resultó extraño que alguien pueda decir que el amor no le da para tanto, estando ya en una relación, y sobre todo tratándose de un tema como el de “tomarse la mano al caminar”, bueno, es cierto que a muchos la idea no les gusta del todo porque les parecerá que hacer manitas al andar es bien de primariosos o gente desbordantemente fresa, pero hey! el amor también implica hacer cosas que al otro le gustan de vez en cuando, y a mi aunque me puedan decir cursi, me gusta, además que no era una petición extraña como decir “oye corazón, a mi me gusta caminar parado de manos y hacia atrás, ¿Caminarías así conmigo?” o “Sabes cielo, siempre me gusto la idea de caminar con mi enamorada cargándola en mi espalda como jugando al caballito, así que vamos! Sube!, Sube!“ Por ello sus palabras se me quedaron como tatuadas, claro que intentaba ignorarlas pero cuando el tema se manifestaba en la praxis resultaba inevitable que lo sacara a flote en la laguna empozada de mi callada memoria. Al final de cuentas el tema no salió a la luz nunca más mientras continuamos empleando palabras cariñosas, diminutivos cursis y piropos a quemarropa; ya al cumplir su ciclo vital aquella experiencia de un solo sendero que al final llevaba a dos caminos distintos, en una de tantas noches ahora aburridas y monótonas en las que mi Messenger, pese a tener a veces más de 40 personas en línea, estaba tan muerto y silencioso como Napoleón, me puse a pensar en esas palabras, y en general derivó en dubitativas cavilaciones sobre todas las frases que se anclan en nuestro file mental y que curiosamente (como dije al principio) terminamos adoptándolas (y hasta con paradójico cariño), pues por poner un ejemplo, luego de asimilar aquellas palabras a mi bagaje cultural, las debo haber empleado en mas de 10 ocasiones, con la variante de sorry brother, la amistad no me da para tanto, curioso en verdad.
Debo confesar que ya no pienso en aquella frase como lo hacía antes, hoy la veo sencillamente como una forma de decir que hay cosas que no haríamos bajo ningún contexto, claro, mal metiendo al amor en su estructuración gramatical, por las tortuosas implicancias que atacarán a su oidor, fue entonces algo así como una dispensa o excusa que queriendo ser profunda (nunca lo pregunté, pero intuyo que también busco sonar cómica aunque los ánimos en ese momento no se prestaban para ello) salió como patada de burro a la quijada. Y bueno, total, somos deslenguados y poco asertivos, de ser diferentes la diplomacia no sería un rubro tan exclusivo, y eso nos asegura miles de frases como esta, como esa, como aquella, como todas en realidad, porque, bueno lo repito, ¿Quién no ha dicho alguna vez algo que lastimó a otro a quien queríamos? Supongo que cada uno tendrá su respuesta sincera sólo consigo mismo, aunque en general sepamos que nos hallamos incluidos en ese conteo de contestaciones afirmativas. Puede que este post haya resultado no tan interesante como los otros, ni halla modificado la horizontalidad rectilínea de sus bocas, pero ahí esta de todos modos, y en caso no les haya gustado, pues sólo puedo decir en mi favor sorry, la inspiración no me dio para tanto…
4 comentarios:
jajjajaj m he reidooo hasta decir basta!! d veras cuando uno menos c lo spera y d la persona menos pensada t sale con una frasecita q t tumba en one! puxa y a vcs duele taanto q ptm! t preguntas ¿oie q?!!! como pa agarrarlos a golpes patadas q le pase un tren por encima etc etc... t duelen pero otras q a la misma vz duelen t enseñan =) jooj otra mas pa tu libro? "sorry pero stas en cero" osea q ni como amio!! =O! decirl eso a alguien q t kiere o q insinuaba algo contio como q es empujarlo d un abismo sin fondo =S jiji pero a vcs sale d la naa puee, muchas vcs es "hablo luego existo" osea dspues m doy cuenta q oops meti la pata =P
Jajajaja...te admiro prima xD...tus comentarios estan como para hacer un blog por si mismos. Tienes mucha razon, aqui aunque se pretenda negarlo se aplica el "hablo (metiendo la pata hasta el fooooondo) luego existo (aunque quiera desaparecer por la burrada de acabo de decir)"... Pero que hacer pues, asi somos todos ¿no?
Nuevamente super contento de ver que te tomaste el tiempo de no solo leer, sino ademas comentar y siempre con tan buen sentido critico y del humor. Felicidades, o como decia un amigo mio mis parabienes :D
Atte.
Lobo Malatesta.
Pd: sin tildes intencionalmente.
LOBO MALATESTA... HABIA HECHO UN COMENT... BRAVO PERO NO LO ENCUENTRO...EN FIN...LA HISTORIA CONTADA POR TI COMO SIEMPRE INTERESANTE... DE ESAS A KIEN A TODOS LE HA PASADO,A MI, Y NO SOLO, SINO QUE TB LAS HE OIDO DE SUS AMIGOS EN ALGUN BARCITO DE MALA MUERTE!!!JAJAJAJAJ...PEROOOOOOO PEROOOOOOOO JAJAJAJA ME TENIAS ACOSTUMBRADO A TU INSPIRACIONES MAS PROFUNDAS... MENOS PROSA Y MAS VERSO ALGO ASI!!!!!JEJEJE...ALGO COMO Q ONGA MAS FEELING JAJAJAJAJA CDTE UES!!!!!!!! UN ABRAZO.MAU
jajaja mi queridisimo Mau, ¿vamos a quemar papel en los baños de una disco? jajajajajaja TIENE QUE REPETIRSE!!!!!!!!!!!!
Si pues, jajaja el blog nacio como tu lo recuerdas, pero rescate ciertos textos que habia dejado empolvandose en otro blog que cerre de baboso, por oir a gente que no vale ni mencionar, por eso ahi estan xD
No te preocupes de tengo entre manos otro post de aquellos que te vacilan.
Un abrazo
Atte.
Beto Malatesta
Pd: Sin tildes intencionalmente
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