El ser humano es una criatura en constante relación con su entorno, y esto implica relacionarnos no sólo con las plantitas que crecen cual musgo o liquen invasor en nuestros maceteros, o con la mascota de turno que milagrosamente sobrevive a nuestros descuidos, sino también (y para mala suerte de forma primordial) con los demás seres humanos.
Supongo que surgirá la interrogante sobre la razón que me hace atribuirle el revestimiento de mala suerte a tener que relacionarnos con nuestros semejantes genéticos. Bueno la respuesta sencilla es que como todos nosotros somos perfectamente imperfectos, nuestras acciones también suelen serlo, y sus efectos no se limitan a nuestro ámbito personalísimo, sino que arrastrándose como un huaico (alud para lectores que prefieran términos más refinados) llegan a otros, los que tenemos cerca, y los golpean de forma inesperada, haciéndonos ver cada vez más y más descuidados, hirientes, peligrosos y hasta nocivos dirían algunos.
Un claro ejemplo de ello es cuando uno demuestra lo temerario que puede llegar a ser y se arriesga a confiar su mundo interior a otro, dándole un cierto poder sobre uno mismo al mostrarles aquello que de común ocultamos al resto de los mortales. En el caso de los poderosos machos alfa XY, el receptáculo privilegiado de esa confianza masculina tan evasiva es generalmente “ella”, bien puede ser tu novia, tu enamorada, tu agarre prolongado, o tu amiga, y no, no precisamente tu mejor amiga, pues los hombres somos una especie extraña al momento de relacionarnos con el sexo opuesto que tanto deseamos, pues al conocer alguna chica que en nuestra psiquis encuadre en el modelo de “apta para todo uso (y disfrute)” se desactiva el sistema de aislamiento interior como un astuto medio de generar un vínculo de confianza con dicha fémina, con el único afán de que vea nuestro lado sensible, humano, tierno y necesitado de cariño para así poder hacerle ver que ella es la perfecta candidata para prodigarlo.
Es ahí donde el hombre común empieza a interactuar con su eventual nueva amiga, y si bien es cierto que generalmente esas amistades devienen en un verdadero trato amical, donde la etiqueta melosa y cursi del “hermanito - hermanita” hace su estelar aparición, también aparece como un experto cazador aborigen al acecho una extravagante relación humana muy contemporánea, en donde tu amiga actúa como tal, pero en el espectro radiofónico que los conecta envía mensajes no tan ocultos que digamos que a todas luces nos indican que su interés se trasluce en un campo un poco más profundo que el amical. Vamos! ¿A quién no le ha pasado alguna vez? Quien esté libre de este nada bochornoso pecado que se sienta libre de arrojar la primera piedra. Es algo súper común y siempre con la misma estructura ecuacional (chico + chica) + [(amistad *atracción) / soltería] – amistades en común + otro chico = flirteo discreto no consumado. Esto es casi una ley aritmética sino natural, pues cuando tengas una amiga que se convierta en “aquella amiga” de quien hablas a tus amigotes, y con la que incluso te aventuras a fantasear en un posible relación (la duración de la misma no importa, nótese que el factor principal es la mera atracción) esta parecerá responder a tus esbozos mentales sobre su persona, hey! son mujeres que esperaban, no en vano la historia les reconoce un sexto (y no muy bien empleado) sentido, ellas pueden darse cuenta de inmediato si tu mirada la engloba en aquel intangible altar de la “hermanita” o si la sumerges portando un diminuto bikini en la laguna de tus libidinosas fantasías de dormitorio. Pero la dicha de ver aparentemente correspondidos tus ruegos pasionales por la mujer que, gloria a Dios, no sólo te gusta y te entiende (no en vano es tu amiga) sino que además te encuentra atractivo, nunca durará mucho, así que más valdría no hacer planes a largo plazo con ella.
¿Y por qué extraña razón pasa esto? ¿Por qué no podemos dejar que nuestra mente forme una tierna imagen de aquella amiga nuestra convertida en nuestra enamorada? ¿Por qué no poder verla quizá convertida en nuestra devota fanática número uno? ¿Por qué no ir aún más allá de lo evidente como Leono, e imaginarla como nuestra eterna Cheetara, madre de nuestros Felino y Felina? ¿Respuesta? Porque ni siquiera llegaras a probar el oleoso pero adictivo sabor de su labial o brillo de preferencia, cuando mucho podrás arrancarle con sobrehumano esfuerzo un abrazo de más de 30 segundos con palmadita y caricia en la espalda, ya! si eres un tipo afortunado un chabacano e innecesariamente sonoro besito en la mejilla (la que no querrás lavarte porque representará las siguientes semanas el salvavidas de la esperanza que aunque tiene cáncer Terminal y septicemia generalizada se resiste a morir). Y es que ellas son así, gustan de practicar y afinar sus dotes seductoras innatas en blancos neutrales, que según su inocente óptica maliciosa no tendrán repercusiones mayores a un masculino moqueo nocturno en la intimidad de una alcoba. Ellas creen que por el hecho de ser “amigos” el flirteo que inician tan sutilmente (tan sutil es que es probable que te hagan creer que tu lo empezaste al malinterpretar su conducta contigo, tamañas mentirosas!) es algo intrascendente, una cosita de nada, un jueguito mutuamente consentido que le pone sabor a la vida y del que una vez “aclarado” todos se reirán mientras beben unas cervecitas en grupo.
¿Pero qué las motiva a hacernos esto? La verdad que en la experiencia propia y ajena que he compilado no hallo mayor razón que un divertimento, una tentativa a las probabilidades que no pretende ir a algo ciertamente serio, una inquietud por ponerse a prueba a ellas mismas como seductoras y/o cazadoras que desmitifican el terriblemente errado cliché de “sexo débil”, un gustillo por este amigo que bien saben las mira con ojitos perdidos tras sus lentes oscuros, ese típico ay es lindo, pero no se, es mi amigo…aunque…¿quién sabe no?…¿Quién sabe? Es lo que digo yo ahora, pues pretender hallarle una respuesta a este dilema es un objetivo muy ambicioso.
Lo curioso de esto es que las características son siempre sumamente similares, primero esta todo okay, todos muy amigos, todos salen en grupo nunca solos los dos, si quedan para ir a bailar es siempre con la manchita donde conviven habitualmente, se cuentan sus cosas, inclusive se pueden molestar el uno al otro con alguna tercera persona que en el noble espíritu del amigo se considera apta (jamás ideal) para que represente el rol de su pareja. Luego ocurre lo inevitable, cierto es que todos nos hacemos amigos de aquellos que poseen algo que nos resulta atractivo o admirable, sea su sentido del humor, su inteligencia, su carisma para afrontar la vida, su originalidad, su billetera y su disposición a la hora de pagar las cuentas (no hay razón para negarlo) o su aspecto físico y/o apariencia en general (esto rige especialmente en acercamientos del sexo opuesto ya que toda aproximación en un primer momento no apuntala a la amistad sino a la conquista, la cual exige un reconocimiento del terreno al que se pretende ingresar), y en base a ello se determinará inconscientemente el grado de afinidad para con ellos, pues en esos grados de afinidad que hay de un hombre hacia una mujer (y viceversa) existe cierta nota de gusto o atracción la cual puede desaparecer o aumentar desmedidamente hasta acarrear la perdición de un pobre hombre. Cuando sucede esto es normal que el hombre en su proceder rudimentario deje entrever aquel gusto (y como ya explique antes las mujeres lo perciben casi en el acto y se aprovechan de ello) y al ser detectado por la “amiga” comenzará primero a utilizar sutiles tácticas de despiste para disipar cualquier duda que pueda tener en cuanto a su intuición; lo más común es que inicie sus operaciones enviando e-mails cadena, al principio, sobre la amistad y el amor los cuales firmara con besos y abrazos a todos los destinatarios, que oh sorpresa! nunca serán más de 5 personas (3 de sus mejores amigas, algún primo o su hermano si lo tuviera y tu), para dar paso a su ofensiva por el Messenger entablando conversaciones más prolongadas de lo usual, las que de hecho se extenderán hasta altas horas de la madrugada abordando temas triviales, repetitivos y carentes de relevancia, pero que de seguro encontrarás de lo más interesantes porque extrañamente esa que te interesa deja de lado su sueño por hablar contigo sobre lo curiosos que se ven los plátanos cuando se ponen negros y arrugados al madurar demasiado, con todo esto y tu aceptación en seguirle la corriente, acompañado de seguras frases que se te escaparán cuando ella haga algún comentario negativo sobre sí misma, del tipo vamos, no digas eso, tu no eres tonta amiguita, si eres de las más inteligentes que conozco (emoticon sonriente o flor incluida) le habrás dado todo lo que necesitaba para saber que te tiene a un paso de estar comiendo de su mano.
Luego de haber allanado el terreno de sus dudas a través de la obtención de una tácita confesión virtual por parte de un mamotreto maravillado de la atención que le han prestado las últimas 3 noches (tiempo hasta de sobra para que una chica astuta sepa si hay o no interés alguno hacía si regia persona, lo dije antes, son expertas en ello) la musa más reciente de su encervezada comarca,ella procederá a acercamientos mayores, pero muy bien estudiados, casi planificados por el mismo Montesinos en la salita del S.I.N., imperceptibles para el resto del mundo que se sorprenderá cuando les preguntes si no han notado algo extraña a fulanita últimamente…no, nada que ver brother, ¿de qué ah? Yo la veo igualita que siempre, alucina…pero tú sabrás, o al menos intuirás algo distinto en ella, que tan astuta encaminará todo su proceder para que única y exclusivamente tú, y tú y nadie más que tú y tú y tú, lo note. Por ejemplo si antes las salidas al cine, a comer o a bailar eran realizadas como un ritual de tribu del que todos participaban por igual, ahora ella se las ingeniará para que en alguna ocasión tu ego masculino y esa connatural esencia neandertal de perseguir a la presa te hagan aislarte de la seguridad del rebaño para quedar a solas con su presencia. Es de lo más sencillo para ellas, basta con que en alguna oportunidad lancen al aire el mínimo comentario sobre aquella película que acaban de estrenar en el Cineplanet (obvio, ellas no aceptan que el coto de caza lo determines tu, hasta en eso son tan hábiles que pueden elegir el terreno de juego sin siquiera esforzarse para ello, total, saben que lo que quieren uno se lo conseguirá) y que les encantaría ver, pero que saben no es del agrado de la mayoría del grupo, sea por lo excesivamente romántica o aburrida, o porque no hay superhéroes, acción, sangre ni calatas, por lo tanto el grupo no irá a verla, pero tu…tu guardaras el nombre de la película en tu cabeza como si fuera la clave que abre la caja fuerte donde está el antídoto que salvará la vida de tu madre, buscarás los horarios, juntarás el dinero y en la noche del mismo día comentarás…y si pues, pucha no hay nada en el cine, la de Rambo ya la vi en pirata con mis patas /// Ah, bueno a mi no me gustan tienen demasiada violencia, yo prefiero las películas románticas, pero creo que la tendré que ver sola porque a ustedes no les pareció interesante /// Si pues, si me gane hoy, pero, este…a mi normal ah! o sea yo veo de todo /// ¿En serio?…mmm…pero no creo que te guste, es más mi estilo ji ji ji /// ¿Oe qué? Nada jajaja si quieres vamos a verla…este… ¿te parece mañana a las 3 y media o a las 5? /// Ay que lindo!, bueno vamos a la de 3 y media pues mas temprano es mejor, hay menos gente en el cine y la peli se disfruta más /// Ya bacán, te paso viendo a las 3, así quedamos… Dicho todo eso hablaran un rato más y luego se irán a dormir después de cuarenta minutos de despedidas que no acaban, tu te acostarás incrédulo de poder salir con ella a solas por primera vez y ella lo hará pensando en que pasado ese punto (soplarte una película aburridísima que jamás en tu vida habrías visto de propia iniciativa) ya no tienes salida ni marcha atrás. Así, como si fueras a recibir al Papa, te alistarás desde la una, bien bañado, tu ropa más impresionante (al menos la que tengas limpia), bien peinado y perfumado, perfectamente ataviado para la ocasión. Te sentarás en la sala a ver moverse las manecillas del reloj de pared rogando por que ya sean las tres (espera nomás, son la una y cuarenta). Llegado el momento saldrás raudo en un taxi hasta su casa, tocarás el timbre algo nervioso y ella saldrá por su ventana al tercer llamado para decirte que ya baja, tu como es obvio tendrás cara de baboso porque notarás que ella también se arreglo más que de costumbre, y pensarás que lo hizo por ti. La saludarás con un besito en la mejilla y caminarás a su lado hasta la pista donde como todo un caballero pararás un taxi amarillo (todo legal, todo seguridad) le abrirás la puerta y sin preguntar el precio ni negociar pedirás que te lleve al cine, verás como ella hace el ademán de buscar en su cartera el monedero (como si en esa cosa tan pequeña fuera difícil encontrar algo que ocupa casi la mitad del espacio disponible) y tu la interrumpirás de su dramatización diciendo…señor, tenga, se cobra por favor. /// ay oye, yo iba a pagar, bueno al regreso pago yo ¿si? bien sabe ella que no necesita pagar nada porque para eso estás tu ahí. Lo mismo sucederá en la boletería del cine, tu cual dandy adinerado solicitarás con mucho respeto dos entradas para la función de 3 y media, guardarás el vuelto y le dirás listo, ¿vamos a comprar algo para comer? algo que tu también tendrás que pagar, desde luego. Comprarás la canchita y las bebidas, las cargarás hasta que entren a la sala y se acomoden donde ella elija, efectivamente la sala esta casi vacía a excepción de tres parejas dispersas que quizá ni siquiera sepan de que trata la película y solo estén buscando un lugar para darse de arrumacos con tranquila impunidad, el pensar eso te anima pues te vislumbras en las mismas circunstancias dentro de poco, pobre ingenuo. La película transcurrirá matando tu expectativa de pasar tu brazo por sus hombros, asfixiando tus ganas de besarla cada vez que voltea te mira y te habla muy cerca, dizque para no hablar muy alto y molestar a los demás (bien sabe ella que los demás ni siquiera están mirando la pantalla por andar ocupados en otros asuntos en ese momento, pero como les gusta provocar lo que no planear dar) y así acabará la película dejándote un extraño sabor en la boca, y no precisamente su labial o brillo de preferencia, sino una mezcla de canchita muy salada, gaseosa oscura y resequedad salival por todo el tiempo que tuviste la boca medio abierta esperando ese beso mas esquivo que Osama Bin Laden. Con todo esto lejos de enfriar tus ánimos, sabe bien que te encenderá más, así somos los hombres en general, deseamos mucho más aquello que aun no tenemos y que se nos presenta como todo un reto el obtener aunque sepamos (o absurdamente creamos) que será nuestro de todos modos (es la emoción de la caza), así pues terminada la “cita” ella te despedirá con un tierno y rápido abrazo a una sola mano en la puerta de su casa deseándote buenas noches aunque recién sean las 6 y 15 de la tarde y sepan los dos que por la noche se encontrarán de nuevo en esas largas citas – tertulias virtuales que se extienden hasta la madrugada, todo sea por lucir más lejanas, ergo más tentadoras. Esa desconcertante conducta se repetirá con el mismo o mayor éxito aproximadamente entre 3 y 5 veces más, todas con variaciones mímicas que inteligentemente ella sabrá realizar como el pagar su entrada al menos una vez, o invitar las bebidas también en una ocasión.
2 comentarios:
Intrincado (y por ello complejo) el tema éste, eh!
Tu redacción muy bien lograda , me he desternillado de risa en algunos párrafos en los que empleaste coloquialismos propios de nuestros coetaneos.
Seguiré volviendo
Te linkeo desde ya.
abrAzos!!
Se agradece cada comentario, cada palabra que nos regala un lector, brinda la simple satisfacción de haber cumplido con el cometido de entretener un poco y por qué no, de dejar alguna idea rondando su cabeza.
Mi mayor complacencia con tu segundo comentario, espero ansioso que publiques algo nuevo en tu blog para poder plasmar el comentario de rigor.
Éxitos.
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