jueves, 5 de febrero de 2009

*^Amor en los juzgados^*


Si el trámite para solicitarte un beso
no recayera en el exceso,
de pedir copia por triplicado
de mi conocimiento de tu cuerpo
y mi colegiatura de amante
me valdría más darte un diamante
por cada intento rechazado.

¡Vaya usted con Dios a los juzgados!
que para amor entre abogados,
basta perdernos el respeto.

Si las amalgamas que formamos
con saliva de ansiedad,
de nuestros poros mas privados
retocaran esa irascibilidad
¿Qué sería de nuestro juego?
¿Dónde iríamos a parar?
Que nuestro colchón predilecto
aún no presenta queja alguna,
si lo hacemos a las tres, a las siete,
a las diez, a las doce y/o a la una.

¡Vaya usted con Dios a los juzgados!
que el amor entre abogados,
jamás cumple lo que promete.

Y me pregunto todavía
si acaso llegaré a ver el día,
en que descorras las persianas
de esas murallas amarillas
que solías llamar sonrisa,
cuando me veías a toda prisa
llegar corriendo a verte
siempre a la misma hora,
siempre en la misma esquina.

¡Vaya usted con Dios a los juzgados!
que al amor entre abogados,
se le mantiene con propinas.

¡Vaya usted con Dios a los juzgados!
que no es amor entre abogados
si en verdad están enamorados,
un caso de esos nunca se ha dado
ni hay ley que lo contemple,
y a menos que lo vea de frente
o me lo certifiquen con notario,
o algún perito constate el hecho
seguiré creyendo que no creo
que hay amor entre el Derecho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

JaJaJa EzTuVo MuY BuEnO MuShAsHo Y zIiIiI!!!! lOz AbOgAdOz No ZaBeN qUeReR zOlO lEz InTeReZa La Lana