viernes, 15 de mayo de 2009

Azul, nuevamente... Relato de una noche de copas


06:30 pm
Estoy bajando apurado esta escalera donde hace dos años nos pasamos una tarde sentados, y me hiciste la pregunta más rara que había escuchado en toda mi vida, y a la que no supe cómo responderte. Miro esos escalones, los recuerdo muy bien, luego de esa tarde el viento empezó a parecerme cada vez menos frío.

06:45 pm
Regreso a mi casa de la última clase que tuve en la Universidad, teóricamente la clase terminaba a las siete, pero como el profesor es medio pacharaco nos saca a las seis y quince a más tardar. Es una franca ventaja el vivir a cinco minutos de la Universidad, me basta con salir y tomar el primer taxi que encuentro y en un parpadeo estoy al pie de la escalera negra que me permite entrar a mi propio mundo.

06:57 pm
He tirado la mochila sobre uno de los muebles de la sala, y poco a poco he ido quitándome la ropa, apresurado quizá por darme una ducha fría. Hoy he quedado contigo.

07:30 pm
Salgo de la ducha y así, escurriendo todavía me tiro sobre la cama, no, no estoy cansado sólo estoy pensando en cuanto tiempo ha pasado desde que salí a una fiesta con una chica por última vez. Tampoco es que haya sido tanto, además ya he salido contigo muchas veces antes, eres por lejos mi mejor amiga, pero si lo veo como la salida más que amical que espero que sea, pues sí, ahí el tiempo se ha extendido bastante.

07:50 pm
Sigo recostado, a estas alturas mi cama está toda mojada y poco me importa, total, cuando regrese ya se habrá secado o yo estaré tan casado sino borracho, que ni me percataré de si sigue húmeda. Veo la hora en mi reloj de pared, chucha! Casi son las ocho, me levanto y comienzo a vestirme.

08:13 pm
Sólo me he puesto unos jeans que siempre pensé que se me veían bien, y mis zapatos con un toque sport, no vamos a ir a la Ópera de Milán, así que vienen bien. Sé que quedé en ir a verla a su casa a las nueve y media, y aun así estoy demorando… quizá hasta estoy haciendo tiempo a propósito. Lo admito, estoy nervioso, causas ese efecto en mí.

08:34 pm
Cierro el último botón de mi camisa negra a delgadísimas rayas blancas, me encanta como se ven esas camisas. Vuelvo al baño para poder peinarme, detesto mi cabello cuando está a medio camino entre lo corto y lo largo, no me gusta cómo se me hace, pero no tengo tiempo para ir a que me lo corten ahora. Me hago con un poco de crema para peinar e intento darle una forma juvenil, todo hacia arriba y hacia atrás, mmm no está mal. No me lo creo del todo pero al menos ya estoy peinado.

09:00 pm
Son las nueve en punto, y justo suena ese reloj en la pared, nunca le encontré el gusto que tienen en mi casa por los relojes que suenan, a mi me desesperan cuando suenan de madrugada. Tengo que apagar la luz y abrir la puerta que da a la calle porque estoy empezando a sudar. Son los nervios, pero culpo al calor… que huevón estamos en otoño.

09:05 pm
Cinco minutos que se me han hecho eternos, estoy comenzando a sudar como en un sauna, así que tengo que pararme y salir al balcón a refrescarme. Refrescarme… mmm mejor voy a tomar un jugo de esos de cajita que tengo a montones en el refrigerador. Vaya si están fríos, pero sigo sudando.

09:12 pm
Joder… ya es hora de que vaya saliendo. Me acerco a la puerta y lo último que veo antes de salir es ese cofrecito metálico, de esos que al abrirlos tocan una melodía clásica, todo plateado excepto por los bordes donde se abre, que son dorados… todavía recuerdo la tarde en que llegó a ti… y nunca olvidaré la tarde en que llego a mí… Salgo y cierro la puerta.

09:18 pm
Como siempre me pasa, estoy parado en la avenida y sólo pasan colectivos, combis y motos, y si por suerte pasa un taxi está lleno. Siento el tiempo en contra y me pongo más nervioso aun, detesto llegar tarde y se que tu detestas esperar, eso me gustó de ti, jamás te retrasas cuando quedamos. No quiero ser yo quien introduzca la mala costumbre.

09:20 pm
Tuve algo de suerte y un taxi me está llevando a tu casa. Tres soles es lo que costó que me relaje un poco.

09:28 pm
Estoy parado frente a tu puerta y me alegra llegar a tiempo. Toco el timbre del intercomunicador y escucho tu voz preguntar quién es. Te respondo con un “yo”, que respuesta más cojuda pienso luego de decirla, así que añado tras una pausa que disfrazare como dramática… “Betto”… Te escucho proferir un prolongado “ahhh”, y me dices que bajarás en seguida.

09:30 pm
Vaya puntualidad, son las nueve y media y abres la puerta, tan linda como siempre, con tu cabello largo y bastante húmedo, supongo que al igual que yo también habrás salido hace poco de la ducha, unos jeans que te sientan perfectos, tacos no muy altos, los detestas y me encanta, un polo morado sin dibujos y apenas un poco de brillo en sus labios. Todo eso está bien, pero yo sólo me quedo mirando la artillería de tu mirada tan azul que siempre me ha cautivado… y tratando de no ser muy evidente en mi estupefacción me acerco a ti y con un cortés roce de mejillas a modo de beso te digo hola.

09:35 pm
Nos hemos quedado conversando en la puerta de tu casa sobre algunas cosas de la Universidad, es interesante que no estudies lo mismo que yo, así no tengo que lucirme ante ti porque sencillamente no sabes de lo que estoy hablando… así como yo tampoco tengo idea de qué me dices, es lindo eso. Te pregunto en una pausa si quieres ir a comer algo antes de ir a casa de Andrea, pues conociendo a los muchachos la fiesta comenzará aun más tarde. Me dices que ya comiste antes de salir (quién como tu), pero me aceptas un café, siempre has sido tan linda conmigo.

09:51 pm
Nos sirven un café expreso para mí y un capuccino con crema para ti. Mientras los apuramos seguimos conversando sobre cosas intrascendentes pero con una atención impresionante, me hablas de tu perrito y como le pisaste la cola sin querer, yo me río con sinceridad y te cuento otra anécdota sobre mi perrita, y tu también sonríes. Que linda sonrisa tienes.

10:20 pm
Salimos del restaurant y convenimos en ir caminando hacia la fiesta, total, la noche está fresca y tiempo aun nos sobra. Vamos conversando de los programas de televisión, del blog que tengo, del fotolog que ahora tienes, de mi banda y de tu grupo de danza, de los perritos abandonados en la calle (amas a los animales y eso me fascina) y de la idea de un tatuaje que quieres hacerte. Estamos tan entretenidos hablando que cuando menos lo pensamos ya estamos frente a la casa de Andrea. Miras la hora en tu celular y me preguntas si quiero entrar, o si prefiero dar otra vuelta contigo. Creo que es obvio que te respondí.

10:46 pm
Caminamos por el parque que queda a sólo dos cuadras del epicentro fiestero que nos aguarda, hablando de un viaje que te gustaría hacer al estilo “mochilero”, yo te digo que también pensaba hacer algo así hace mucho tiempo. Y tu entre la incredulidad de una nueva coincidencia y la emoción de la misma me retas a salir un día, sólo los dos y nuestras mochilas y perdernos un mes completo. Acepto totalmente, aunque ambos sabemos que sólo es algo que haremos en nuestra imaginación, pero por un momento nos convencimos de que podría ser cierto.

11:00 pm
Regresamos a la fiesta y tal como previmos, la cosa recién empezaba. No fuimos los últimos en llegar, es más, pese a la hora cuando entramos todavía éramos pocos en el lugar. Eso nos permitió sentarnos en uno de los sofás que estaba más alejado de la mesa, pues ahí donde el alcohol se erigía y donde de seguro se agolparían después todos los asistentes, sería imposible conversar. La gente va llegando, cada uno trayendo su cuota de alcohol a esta reunión, y todos desfilan entre saludos y sonrisas. Es un buen ambiente para pasar una noche de fin de semana, sobre todo porque puedo pasarla con alguien como tú.

12:00 m
Se apagan las luces y entra un pastel ataviado con dos velas que arman un número veintidós con cera violeta, y todos empiezan a cantar la mentada canción del cumpleaños feliz. Andrea agradece por haber ido a su fiesta, apaga las velas y hacen la típica broma de aplastar su cara contra el postre, todos ríen, incluso la bromeada cumpleañera, se encienden las luces y la música del equipo de sonido vuelve a retumbar por doquier. Nosotros volvemos al rincón apacible que hallamos en este sofá y culpando al exceso de ruido que pretende ser música bailable nos acercamos cada vez más y más para hablarnos, y en cada palabra me pierdo en la artillería de tu mirada tan azul… Por mi, que la música suene más alta todavía.

12:36 am
Tu nunca has sido mucho de tomar, sobre todo porque te desagrada el sabor y especialmente el efecto del alcohol, pero hoy has tomado unos cuantos vasos de sangría y una generosa copa de vino, yo por mi lado he bebido moderadamente porque no he comido antes de venir con ella, y rechazo las rondas de cerveza y vodka con jugo de naranja que se sirven. La juerga está en pleno apogeo, todos bailan, salvo nosotros que seguimos conversando y algunos muchachos que reunidos en un masculino grupo beben y ríen, quizá hablando de chicas, para variar. De repente se acerca una chica que apenas conozco de vista y tomándome de la mano me jala a la muchedumbre danzante en medio de la sala, yo intento resistirme pero mi autoritaria pareja de baile, al parecer movida por la cerveza que le he visto beber como agua, insiste en que baile con ella. Para no ser descortés bailo con ella un par de canciones, pero sin despegar la mirada al sofá, donde sentada, solita, con un vaso de sangría en mano, me miras y sonríes divertida por el espectáculo.

12:40 am
La chica que me sacó a bailar se despide de mí plantándome un sonoro beso en la mejilla, yo me limito a sonreírle y regreso a mi lugar en el sofá. Tú me recibes riéndote y me dice que me gané una fan, me limito a sonreír algo abochornado. Te acerca y me haces revivir el momento del cervecero beso que me acaban de dar, yo sólo atino a sonrojarme y soltar una risita tonta, nada pudo prepararme para lo que iba a suceder.

12:41 am
Fue menos de un minuto, pero ese instante me hizo la noche. Tomaste mi cara entre tus manos, te acercaste peligrosamente y sin dejar de apuntarme con la artillería de tu mirada tan azul, abalanzaste tus labios rosados bañados en un sutil brillo labial contra los míos, los sostuviste ahí durante unos segundos antes de comenzar a moverlos como si tu boca intentara hablarle a la mía… Fue sólo un instante, tan rápido que nadie de los asistentes logró percatarse de lo ocurrido… y cuando por fin tus labios se independizaron de ese beso, sin que yo haya abierto aun los ojos soltaste en voz muy baja junto a mi oído… “fue un besito para reemplazar al otro”…

12:45 am
Luego de esto hubo un momento de silencio, silencio por primera vez en toda la noche, silencio por primera vez en todo el tiempo que nos conocemos, un silencio que para ambos resulto incómodo. Me levanté y me dispensé mintiendo que tenía que ir al baño, en el trayecto di cuenta de tres vasos de ron con gaseosa, los que de inmediato me sentaron fatal. Entre al baño y me lavé la cara, me quede mirando fijo el espejo y pensando en qué debía hacer… quizá fue un beso sin relevancia por el alcohol que habías tomado, quizá sólo era una licencia malentendida de buenos amigos, quizá sólo te provocó y ya, o quizá… sólo quizá… podía ser otra cosa…

12:47 am
Regresé al sofá pero ya no estabas, por un momento se me endureció el estómago de pensar que te podías haber ido mortificada por mi ridícula reacción, pero al girarme te vi bailando con un fulano que se movía totalmente descompasado. No me gustó ver aquello, pero me tranquilizó que no te hubieras ido, además yo había hecho lo mismo hace un rato, así que asumí la posición expectante en el sofá, aguardando que la música se detuviera y regresaras conmigo.

01:20 am
Sigues bailando, aunque para mi tranquilidad no con el mismo sujeto, ahora bailas con el hermano de Andrea… pero el punto es que no dejas de bailar, yo sólo bailé dos canciones, y tú llevas algo de ocho temas de esos que duran siglos. Finalmente la música parece haber acabado, porque están cambiando de disco para mi suerte, pero no regresas sino que te acercas a la mesa del alcohol y te refrescas con un par de vasos de vodka con jugo de naranja. Yo te sigo con la mirada, esperanzado en que me veas o sientas que te observo y te vuelvas para ver que estoy sentado esperándote, pero no lo haces. Mientras das el último sorbo a tu tercer vodka una mano te toma de la muñeca y te lleva a la pista de baile otra vez, el disco esta finalmente cambiado.

01:43 am
Has estado ausente casi una hora entre baile y tragos, y yo sigo sentado aquí. Del puro aburrimiento, celos y joda me he puesto a tomar unos cuantos vasos de ron puro, me siento en mi límite pero insisto con el alcohol. De pronto te acercas de nuevo, pienso que es por mí por quien vuelves, pero ignorándome totalmente extiendes tu mano y tomas tu cartera que había quedado debajo de un cojín. Yo te miro fijamente pero no me devuelves la mirada, así que me levanto y tomándote del brazo te detengo antes de que te vayas. Tienes la artillería de tu mirada tan azul algo perdida, debe ser tanto alcohol y tan poca costumbre de tomarlo, y yo aunque estoy casi igual alcanzo a preguntarte qué sucede. Me dices que soy un huevón y que te vas a tu casa… no me sorprende tu reacción, pero no puedo dejarte ir sola, así que te digo que pienso acompañarte, pero me cortas diciendo que ya te van a llevar, y señalas torpemente a un tipo que se despide de sus amigos con suma efusividad…

01:45 am
Seguimos trabados en una discusión sobre quién te llevará a casa, si ese tipo que acabas de conocer o yo, tu amigo desde hace casi seis años. Pero te resistes a que yo te acompañe, dices que te irás con él y yo no te lo voy a impedir porque no eres nada mío. Yo te corrijo, si eres algo mío… eres mi amiga… y te quiero y me preocupa que te vayas sola con un desconocido en esas condiciones… Parece que mi argumento salió al revés pues te veo más convencida de irte sin mi compañía. El fulano nota que te estoy deteniendo y se acerca con aires de galán preguntando si ocurre algún problema, yo movido por el alcohol le respondo que no hay problema y que si lo hubiera es algo entre tú y yo. El fulano se percata que no soy un tipo cualquiera, y no se puede arriesgar a armar una pelea en una casa a la que ha sido invitado, me mira y tratando de salir del posible pelito como el maduro, así que te dice que si necesitas algo sólo lo llames, y se regresa con sus amigos que ahora me lanzan miradas asesinas.

01:50 am
Logré convencerte de que hablemos de lo sucedido con más calma, sentados en el sofá, a estas alturas es un gran logro. Aunque no he logrado que desistas de tu idea de marcharte o sola o escoltada por alguien más. Desisto entonces de ofrecerme a acompañarte, pero te propongo que vayas con el hermano de Andrea, lo conozco bien y conozco a su novia, así que todo está bien por ahí. Aceptas irte con él, te pones de pie y te despides aun con frialdad, yo intento acercarme para despedirme con un abrazo y sólo lo rehúyes. Al menos déjame acompañarte hasta afuera… no me contestas, así que lo tomo como un sí. Camino detrás de ti mientras avanzas hacia Franco y les pides que te acompañe a casa, él me mira desconcertado y yo asiento con la mirada, así que acepta. Avanzamos los tres hacia la puerta, salimos sin despedirnos de nadie y Franco avanza a la pista a llamar un taxi, mientras que los dos nos quedamos en la vereda, tú mirando a la calle y yo mirándote a ti. Ambos en silencio.

01:58 am
Franco consigue un taxi, hace el acuerdo con el conductor y se sube, te llama para que subas y empiezas a avanzar, yo me limito a seguirte. Me adelanto un poco y abro la puerta, y antes de que subas le digo que ojalá cuando amanezca todo esté mejor, porque no me gusta la idea de tener enojada a una de mis amigas más queridas… Te detienes y volteas, y de nuevo nada me preparó para lo que iba a suceder…

01:59 am
Mirándome fijo de nuevo con la artillería de tu mirada tan azul, ahora empañada quizá por tanto alcohol, sólo quizá, sosteniendo la voz me dice que ese era el problema, luego de casi seis años sintiendo algo por mí, cuando por fin encuentras en ti el valor para besarme, yo te trato sólo como una amiga, siempre como a la amiga… Al menos esta noche no quieres volver a tenerme cerca… porque el alcohol que has tomado te hará querer besarme de nuevo… y no quieres sentir otra vez lo que sentiste en la fiesta…

02:00 am
Volteas la mirada otra vez y te metes en el taxi, yo cierro la puerta porque no atino a decir algo adecuado… Yo, a quien le decías que te habías acostumbrado a que tenga en la boca justamente aquello que a ti te hacía falta, un consejo, un broma, una canción, un insulto, una reflexión, un cariño, una sonrisa, un puchero, una mueca… Yo que también siento algo por ti desde que te conocí… tampoco me había animado a hacértelo saber… Yo que solía pensar que nunca habías necesitado de mi boca aquello que más he querido darte…

02:02 am
El taxi se aleja llevándose lejos, de momento, la artillería de tu mirada tan azul… y me quedo recordando la noche en que parado en tu puerta hace dos años estuve a punto de hacer lo que tú hiciste esta noche… y tan sólo atine a decirte que nunca estarías sola, porque yo estaré contigo, como hoy, siempre… En un mes acaba la Universidad y no sé si después de eso nos volvamos a ver… han sido seis años bajo el fuego de la artillería de tu mirada tan azul, viéndola apuntar y rendirse a otros, viéndola apuntar y rendirse hacia el vacío… pero por alguna razón, jamás pude ver que en el camino, también me apuntabas y querías rendirme a mí…

02:05 am
Tomo un taxi a mi casa y en el camino pienso en esta noche… bajo la ventanilla y con el viento frío me entra el miedo de qué pasará por la mañana… Sabes… pese a todo, me alegra saber que estaba equivocado… y si necesitabas de mi boca aquello más había querido darte… y lo mejor, es que me lo diste tú, esta noche…

2 comentarios:

Jonathan dijo...

wuilo

Anónimo dijo...

Casos de la vida...todo por un real xD