viernes, 22 de mayo de 2009

Azul, iridiscente...


A fuerza de tenerte no tengo en mi mundo la ingravidez de añorarte, que me es más propio que carecer de propiedad sobre tu amor aunque sea inapropiado, elevar un voto de castidad labial a la carne de tu género hasta que retorne tu ausencia… y encerrarme entre la maleza de dos manos que se aferran a la garganta de mi serenidad contemplativa, acaso no sería un crimen ocultar que te prefiero distante como el bostezo de un cuerpo inerte… si te callas para que pueda hablarte en tercera persona, pero no busco palabras almidonadas en lo que será de ti, cuando encuentro los signos de interrogación a las preguntas que exclamé cuando aun no lo eras… ¿Para qué amarte si lo que amo es que no estés?…

Adormecido en las arrugas del espejo que se niega a mirarme por falaz, me has enredado con prodigios que me valen arena bajo el agua que se estanca entre nosotros con cada paso que das en mi dirección… como si fuera ineludible el camino de adoquines pétreos que nos toca andar entre orillas asediadas de vestigios encallados de lo que fue antes de haber sido, cual injusto desenfreno de mi afecto a esta vocación de amantes… y así te siento más cercana cuando tengo más cerca a tu lejanía que a mi lado enturbias el ocre de mi deseo con la insensatez de asomarte por las grietas de la voz agónica de tu pasado con cada noche que se enciende a dos palmos… ¿Para qué quererte si no te quiero distante, sino en la distancia?…


Negando la rutilancia de la hojas que suicidas se lanzaban desde las copas errantes, se oscurecen las ojeras que te visten de insomnio penitente por los cuencos de tinta que ya no vuelco a tu paso… y llamas desidia al amor encarnizado que se descarna por ya no poder amarte a golpe de ser tan tuyo en el exceso de lo que ya no fuere para sí mismo… en un clamor de vitorias sin arco para tu abnegada despreocupación que irrogas a quien se ausenta para probar el beso descarado de tu no estar conmigo como el placebo inconstante de sentirme solo por tu soledad acompañado… dame el gusto de gustar por un momento insospechado con fecha incierta del coito apasionado con tu silueta transparente que no he de verte para atarte con mis brazos con más vehemencia que en la frugal compañía que me has dado estos años… Si al final ¿para qué he de amarte si lo que me hace falta es que me faltes?…

Azul…


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