domingo, 23 de diciembre de 2012

2 años después

Entré al mundo del blogcindario con la simple intención de decirle a alguien, a cualquiera, todo lo que tenía guardado. Buscaba la complicidad de un lector anónimo a quien no le interesara quién podía ser yo, que sólo buscara pasar el rato en el internet (en pleno boom de los blogs) y que por esas casualidades de la vida se encontrara con este espacio...

Hoy han pasado casi dos años (723 días para ser exactos) desde que redacté la última entrada de este blog... dos años en los que han pasado muchas cosas, y que por esas idas y vueltas de la vida, me han traído de nuevo por aquí, armado con una memoria testaruda, unas pocas horas libres y ganas de escribir...

Estos dos años han tenido de todo, cosas buenas, regulares, muy buenas, tremendamente malas, pasables, E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-A-R-E-S e indiferentes, lo que está claro es que no han sido años aburridos en lo absoluto.

Primero, y sólo por comentarlo a quien le interese - y bueno, si no les interesa igual lo leerán-, comencé a trabajar como profesor universitario... Sí... el que dijo al terminar su último día en la Universidad a pleno grito en la explanada del campus ante las miradas incómodas de varios viandantes: "AL FIN!!!! NO VOLVERÉ A PISAR ESTE SITIO NUNCA MAAAAAAAAAAAAAAAAÁS!"... se tragó sus palabras y regresó religiosamente a la Universidad todos los días. Debo reconocer que pese a mi incumplido voto de no retorno, me divierte estar de vuelta en la Universidad, quizá porque ahora tengo otro rol que desempeñar, otro personaje que actuar, otro status que lucir, otra misión que cumplir o porque me pagan por hacerlo, la cuestión es que me gusta y, si he de ser muy honesto, no me veo haciendo otra cosa en este momento. Siento, aunque suene cursi, que es el lugar donde debo estar, ahí todavía encuentro buenos viejos amigos, tengo la oportunidad de conocer a muchas personas casi a diario y es una buena oportunidad para ir haciéndome un lugar propio en mi profesión (lo sé, eso último sonó más adulto de lo que suelo ser, supongo que es el efecto natural de ir en dirección a los temidos 30's).

Otro hecho reseñable es mi cambio de estado sentimental, pues habíamos dejado la acción cuando el patán galán Edson Ranulfo Humberto tenía una relación con una linda y noble señorita. La versión corta es: "distintas formas de ver el futuro que se suponía común". Y es que algo que parece tan sencillo de sobrellevar con un simple: "Sí mi amor, y tendremos una casita llena de girasoles y dos perritos para que los niños nos se peleen por jugar con ellos...", pero no era la idea. Puedo ser muchas cosas malas pero no juego con los sentimientos de los demás, y no me parecía ético el mantener una relación cuando tenía en mente planes que, lamentablemente, no compaginaban con los de ella. Además, no podía ser correcto el mantener una relación en la que sólo le quitaría el tiempo y las oportunidades de conocer a alguien que sí tuviera la misma perspectiva de vida futura (de paso que así también podía permitirme pasar un tiempo a solas conmigo mismo para clarificar muchas cuestiones que, a "inserte aquí la deidad de su preferencia" gracias, ya están resueltas.
En este lapso de tiempo no he tenido ningún acercamiento romántico, con nadie, en absoluto, aunque en ciertas ocasiones hubieron rumores y especulaciones que buscaban vincularme con algunas amigas, pero por suerte se aclararon esos malintencionados malentendidos. No voy a negar que en no pocas ocasiones me embargo esa sensación de necesidad de tener alguien con quien compartir algo de mis, casi resecos, sentimientos, pero la voluntad es fuerte y opté por enfocarme en otros aspectos de la vida, dejando de lado el plano sentimental. Aclaro que tampoco es que haya renunciado a la placentera compañía de una bella e inteligente fémina, no, no, no... simplemente he decidido vivir mi vida y si alguien llega, pues bienvenida, si no llega nadie, no me hago problemas... Bendito sea quien inventó las scorts... Ok, no...

Lo más triste que me pasó en estos dos años fue la muerte de mi hermanita menor, mi hijita, mi pequeña orejona... No estabamos listos para que se nos fuera así, pero uno aprende a aceptar los hechos irremediables y los inevitables... Es irremediable la muerte de alguien a quien queremos y inevitable sentirse triste por la muerte de alguien a quien queremos, así que sólo queda tener el aplomo suficiente como para convertir esa pena en, como lo llamó sabiamente mi madre, una penita dulce... Ahora tenemos en casa otro perrito, una poodle toy de 4 meses, y sí, lleva el mismo nombre de mi orejona, como un homenaje a su memoria, para que sepa desde donde esté que no la olvidamos. Ojo, no se trata de reemplazar un afecto por otro, es más un darse otra oportunidad de querer a un ser vivo mientras se recuerda con mucho cariño al ser vivo que se fue; además que en casa no buscamos otro perrito, sólo llegó, coincidentemente, en una fecha muy especial.

Mmmm....

Mmm...

Mm...

¿Qué más?  ...  ¿Qué más?...

Bueno, en este momento se me vienen muchas cosas que quisiera contar o comentar... pero el espacio entre horas que tenía libre se ha agotado, y si me pusiera a detallar lo vivido durante estos dos años... pues de seguro me quedaría de largo hasta bien entrada la madrugada... además... si he reabierto el blog (luego de casi dos horas con cuarenta y siete minutos intentando recuperar mis contraseñas) es para retomar las viejas charlas con el vacío... así que habrá tiempo para ponernos al día... ya habrá tiempo... sólo espero que no sea como hace dos años y espere hasta el 2014 para volver a escribir algo...

Agur...




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