lunes, 31 de mayo de 2010

Extrañaba tenerte lejos...


No le encuentro sentido a la razón y a la lógica de tus negativas, y pienso que debe ser la falta de carácter que escudas en tu voz levantada. Ahí afuera el ruido de la calle se ha quedado mudo, o quizá yo me estoy quedando sorda, sorda de tanto oírte vociferar como si en una gresca tumultuosa estuviéramos. Vuelves a decir que no, y nuevamente lanzas tus argumentos con furibunda intelectualidad, me estresas, ¿sabes? Lo sabes perfectamente pero no puedes evitar hacerlo, es tu naturaleza…

Prefiero callarme, no por pusilánime ni pseudo diplomática, lo hago porque no me provoca enfrascarme en esas eternas disputas sobre la razón de cada quien. Eso te irrita, sin duda, pero me vale, al final haga lo haga te irritas así que lo mejor es que me marche, quizá hasta que te relajes un poco, quizá hasta que a mí volverte a ver me provoque…

Una partecita de mi, inquieta, piensa que tal vez intentes detenerme, pero ya estoy más allá del largo de tus brazos. Intento ver qué haces por el reflejo difuso de tu silueta en una de las ventanas, y apenas te limitas a sentarte. Aquí afuera no hace tanto frío como dentro de tu mirada, y mucho menos hay tempestades como en tu forma de ser…

Vale la pena que sienta todo esto si en un día o dos volverás a sonreír, dirás todo anda bien, pedirás perdón por compromiso y por compromiso continuaremos comprometidos en mantener ¿esto?...

Tienes razón… no lo vales vale, pero aún así ambos lo haremos…

Es verdad que la costumbre es más fuerte que el… mmmm…

Ojalá y pudiera completar esa frase…

Buenas noches.




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