Yo no sería un super héroe, eso es definitivo. Me cae tan mal la gente que si fuera bendecido con los dones radiactivos de Spiderman, la fortaleza escandinavo mitológica de Thor, la invulnerabilidad extraterrestre de Superman, o la habilidad mutante de alguno de los X men, pues no los usaría ni tantito en pos de la humanidad.
Si tuviera alguna habilidad sobre humana es más probable que en un principio la use para presumir, para infundir temor a los que me caen mal, para amenazar a los que me amenacen (bueno, no amenazar, directamente iría a por ellos), o para hacer de mi mismo una noticia que llene los portales de noticias de internet, y terminar así invitado al segmento de Walter Mercado para decir junto a él el horóscopo, pero eso sí, con mucha paz y sobre todo mucho, mucho amor… ¬¬
Pero el hecho de que no utilizaría mis poderes en favor del mundo, tampoco implica que me volvería un villano despreciable que en un arranque de megalomanía intente conquistar el mundo para implantar su propio orden, y gobernar las naciones con puño de hierro. La verdad, que es más probable que termine actuando como un defensor de las únicas criaturas por las que pondría mi pecho en frente de una bala… los animales.
Y bajo esa consigna es que dejando divagar a mi mente volátil, di hace ya algún tiempo, con uno de mis tantos alter egos… Arsenal Animal…
Según mis cavilaciones imaginativas, si yo tuviera que elegir ser una de aquellas criaturas que colman las páginas de un cómic, pues elegiría ser alguien al estilo de Batman. Y no lo digo por su imagen, o sus millones (que ciertamente me vendrían muy bien), sino por ser uno de los pocos super héroes que carecen de habilidades sobre humanas, y se vale exclusivamente de sus cachivaches tecnológicos y su fuerza física, labrada a base de entrenamiento y muchos esteroides.
Así que Arsenal Animal sería un tipo común y corriente, cuyos únicos atributos a destacar son unos envidiables estado y condición física, un conocimiento extenso de artes marciales mixtas, una elevada resistencia al dolor fruto de su entrenamiento en el Tíbet, y un conocimiento asombroso del reino animal por todos los años que paso recorriendo el mundo como un activista pro derechos de los animales. Con estas características, y harto del maltrato que reciben los indefensos animales alrededor del mundo, decide hacer la diferencia tomando el problema en sus propias manos.
Es así como encerrado en su casa, que usaba como laboratorio, empieza a hacer experimentos con las enzimas, venenos y secreciones de todos los animales ponzoñosos que conoce; modificando sus propiedades y creando nuevas y más potentes toxinas que empleará para combatir a los cazadores furtivos, los salvajes amantes de la tauromaquia, los ambiciosos peleteros y a cuanto abominable maltratador de animales se encuentre en el camino. Además utilizaría la base de algunas habilidades animales para atacar, como diseñar bombas de púas (bombas erizo), utilizar un sonar como el de los murciélagos para reforzar su visión nocturna, un sistema de rastreo de fuentes térmicas como los reptiles y cosas por el estilo.
Además aprendería a domar a cuanto animal tenga en frente, siéndole esto muy útil cuando tiene que infiltrarse en un edificio resguardado por fieros canes, golpeados salvajemente cuando cachorros para hacerlos agresivos; o cuando tuviera que adentrarse en una densa jungla y necesite una ayuda extra para sortear lo agreste del terreno; o cuando combatiendo cazadores de ballenas en mar abierto requiera de una aventón delfinesco para llegar hasta su objetivo.
Su ropa sería completamente negra, con unas botas con suelas de goma y pequeñas púas de acero para darle un mejor agarre cuando tenga que desplazarse en planos un tanto verticales; tendría unos guantes de cuero negro, con un ligero revestimiento de asbesto para resistencia al calor extremo, forrados en el exterior con neopreno, con nudillos de acero y conectados a un dispositivo que permita dar descargar eléctricas con su solo contacto; además un traje de neopreno con placas de fibra de carbono y láminas de acero en el pecho, costillas y abdomen para proteger las zonas vitales de algún ataque; y finalmente una capucha con revestimiento de acero contra placado, terminando toda la indumentaria con una máscara completamente negra, a la cual sólo se le pueden ver los ojos como dos ranuras vacías y oscuras.
En cuanto a su proceder, pues sería sigiloso a la usanza de las serpientes, rápido e implacable como los leopardos y letal como los dragones de Komodo. Llevaría un par de cinturones cruzados en el pecho, con compartimientos para sus cápsulas de venenos varios; dardos muy pequeños que el mismo diseñaría para cargar en ellos las cápsulas, y un dispositivo en sus muñecas para lanzarlos. Además tendría aparte de sus guantes adaptados para dar descargas como las anguilas, unas uñas afiladas y cromadas para evitar que se le rompan o se le astillen, y para hacer más mortífero su toque, sus uñas también estarían impregnadas de veneno, bastándole un ligero roce en la piel de su víctima para mandarlo a dormir permanentemente.
Así es como concebí en mi mente a Arsenal Animal, y así es como espero verlo algún día, de carne y hueso cada vez que me detenga frente a un cristal, un espejo o un claro de agua… Total, soñar no cuesta nada… Pero de momento, me conformo con seguirlo viendo en el papel cada que recuerdo como es que debo dibujarlo...
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