Mostrando entradas con la etiqueta calles. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta calles. Mostrar todas las entradas

domingo, 8 de agosto de 2010

¿Tengo mierda en la cabeza?... pues sí... 'Ta mare...


Me paran cagando… y no lo digo en un sentido retórico, ni pretendo parecer un ingenuo víctima de mil y un avatares, y tampoco quiero sonar como uno de esos atormentados que están a un paso de volverse emos… nada que ver… sólo digo que me paran cagando, en la más literal de sus acepciones…

Ahora, aquí está la cuestión que da título a este post… y es que no se si tengo magnetismo cloacal en lo más alto de mi calavera, pero me pasa más seguido de lo que quisiera… me andan cagando los pájaros…

Así es… yo puedo ir tranquilo por la calle, abstraído en lo mío cuando de pronto siento el tibio escurrir de las viscosas materias fecales de algún pícaro pajarillo con ataques de incontinencia intestinal…

Es verdad, me viene pasando mucho tiempo para tomarlo como una más en las estadísticas de gente que es cagada por un pájaro cuando circula por la calle…

Citaré tres ejemplos en situaciones muy precisas y en las que de regular no esperarías recibir un mojón aviar en la testa…

1) Corría el año 2003 y en el marco de la Feria Nacional de Ciencia y Tecnología, de la fuimos ganadores regionales y ya hable en alguna ocasión, nos encontrábamos recogiendo unos gusanitos llamados “cogolleros del maíz” en las instalaciones del INIA (Instituto Nacional de Investigación Agraria) y para hacer corta la película les diré que era un campo de cultivo de maíz del tamaño de 50 estadios de futbol –estadios, no canchas-, o sea que era un área enorme, sin árboles, únicamente plantaciones de maíz que llegaban a la altura de nuestras cinturas… Y así, en un paraje tan abierto… mientras yo me quitaba el gorro para secarme el sudor de la frente… PLASH!!!!!!!!!!!! Siento que el sudor se vuelve más viscoso y con un tufillo medio ácido… “ Ta madre…” en 50 hectáreas a la redonda no se veía ni siquiera una golondrina… y la única pendeja que se anima a volar por ahí, teniendo tooooooooooooodo ese maizal… se antoja cagarse en mi cabeza descubierta… Obvio que las risas de mis compañeros no se hicieron esperar… pero la cosa no queda ahí… Pasados unos 40 minutos de mi fecal inconveniente… y cuando las risas se habían aplacado por completo, escucho en la lejura otro pajarito… ignoro si era el mismo pájaro cagón que regresaba a joderme como en el spot de Red Bull… el punto es que lo vi pasar y pensé desde el suelo… agradece que soy ecologista ¬¬ … cuando me di media vuelta PLAAAAAAAAAAAAAAASH!!! Otro mojoncito en mi cabeza… Dos en menos de hora, en un campo inmenso, lanzados por un solo puto pájaro en el cielo… las probabilidades deben ser muy pocas…

2) Esto sucedió en marzo de este año… iba yo caminado a regañadientes por una de las principales avenidas de esta ciudad, desanimadísimo a más no poder, luego de ver los resultados del examen de la academia diplomática –obvio que no entré-, francamente no tenía intenciones de salir a la calle ese día, pero fue por insistencia de mi mamá que decidí hacerlo… Caminaba casi sin prestar mucha atención al frente, casi casi me dejaba llevar por inercia, además que había tal cantidad de gente en la calle a esa hora, eran las 6 de la tarde más o menos, y como las muchedumbres me atosigan pues avanzaba tratando de interactuar lo menos con mi entorno. Llegamos a una esquina en la que teníamos que esperar que pasen los autos para poder cruzar a la otra acera, a mi lado iban dos señoras conversando, un señor con cara de poto apaleado, dos mocosos, una señorita con pinta de secretaria y un fulano enternado. En total éramos 9 personas contándonos a mi mamá y a mí, parados uno al lado del otro con una distancia no mayor a los 40 cm… Ya estábamos por cruzar la pista cuando sentí un bultito caer en todo el mero centro de mi cabeza… de inmediato supe lo que era pero algo en mi necesitaba confirmarlo, así que me gire lentamente mientras avanzábamos para cruzar y le dije a mi mamá… “Tengo caca en la cabeza“ y ella me respondió amorosamente “Ay hijo, no te pongas así tampoco, el otro año estudias más y vas a ver que ingresas”… “¬¬ no mamá… un pajarito me hizo caca en la cabeza”… Ella sacó un pañuelito de papel y se aprestó a limpiarme la blanquecina caquita con mucho amor maternal… Nuevamente me encontraba en un escenario de aquellos… gente como mierda, y pa la mierda que me cae una mierda justo a mi… mierda!... o caca, dicho con más cariño…

3) Lo otro pasó hace una semana, pues tenía que pasarme por el banco a hacer un depósito y luego regresar raudo a mi casa para poder alistarme e irme al gimnasio. Andaba yo por la calle Elías Aguirre, esquina con Colón, cuando vi a un viejecito pidiendo limosna en la vereda de enfrente–dejo nota previa de que a ese viejecito siempre le doy algo cuando lo veo- así que me llevé las manos a los bolsillos para ver si tenía algo que darle, pero únicamente tenía dos monedas de 5 soles, y en ese momento surgió en mí una disputa moral... “darle o no darle los 5 soles”… Por un lado pensaba “qué son 5 soles para mí… mejor se los doy a este pobre hombre”… y otro lado menos noble de mi cabeza susurraba “puta, pero son 5 soles… me alcanza para ir por un cevichón”… Finalmente concluí que no le daría los 5 soles pues las más de las veces hay gente inescrupulosa que utiliza a esta pobre gente para mendigar y al final del día quitarles su dinero y gastarlo en alcohol o en drogas, así que la próxima haría como en otras veces y le daría una monedita de menor denominación –así de todos modos evitas que esos tipos abusivos les peguen por no llevarles dinero- y algo para que coma. Guarde ambas monedas de nuevo en mi bolsillo y ya había un paso cuando PLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASH!!! Una mierdota de gallinazo cayo en mi pelo, oreja y casaca blanca… Lo único que atiné a hacer fue mirar al cielo y decir… “Oe… Te dije que le iba a dar la próxima vez”… por un segundo cavilé la posibilidad de tomar un taxi y evitar así el exponerme en demasía ante el escrutinio crudo y duro de los transeúntes, pero eso significaría gastarme 5 soles… o sea, que me saldría igual que haberle dado la monedita al mendigo, con la diferencia que estaría limpio de polvo y caca. Pero para no darle el gusto a la providencia, me fui caminando muy horondo y hediondo hasta el paradero de colectivos, con caca en el pelo, oreja y casaca blanca, aguantando estoicamente las miradas y las risas indisimuladas. Cuando pienso que de haber cruzado a la otra vereda para darle una limosna al mendigo me habría librado de 15 minutos de bochorno, recuerdo que me ahorré 5 soles… Pero igual me caga lo que paso…

En fin… supongo que no se equivocan cuando me dicen que debo tener caca en la cabeza… aunque mi mami me diga lo contrario…






lunes, 1 de diciembre de 2008

Solus, en sus cuatro primeras acepciones*



Música recomendada para acompañar la lectura de este post.


Hace casi un día mientras merodeaba en los rincones virtuales del escaparate aquel en que me escondo para despistar a mi mente, me encontré con 16 líneas que llamaron mi atención profundamente. Eran sólo 16 líneas, un texto breve, un relato corto sino una declamación interna que clamaba por ser expuesta y, quién dice que no, comprendida. Las repase posiblemente unas 8 veces, y con cada lectura las fui haciendo mías, fui asimilando y asumiendo el rol protagónico de su lírica. Me sentí jubilosamente desdichado cuando culminé la octava lectura a aquellas 16 líneas, infundido por un frío abdominal reconfortante, me animé a animarme. Propuse lo que fue el bosquejo de una sonrisa hipócrita y me deje llevar en dubitaciones sobre esas 16 líneas.

Esas 16 líneas me hicieron recordar a una pregunta que me plantee a mi mismo hace algún tiempo, y la cual compartí con la gente que se tropezaba con mi presencia ausente, virtual y valiente desde la clandestinidad. Si bien nunca obtuve mayores respuestas, las que logré sonsacarle a mi alter ego bastaron, por lo intrincadas y satisfactorias, para comprender que no podré comprenderme cuando estoy buceando en la pez de las remembranzas. Pero no puedo ignorar esas 7 voces que se manifestaron en reflejos motrices manuales y apostaron por un insignificante “sí”. Hoy veo que esas taimadas afirmaciones en se traducen en momentos de apatía estratosférica como este que tú sientes ahora, que yo siento ahora, que él y ella sienten ahora, pero que pocos se han animado a hacer público. Pocos calzan su voz para que se aleje de ellos y recorra tramos insospechados por su cuenta, quizá porque los acechará el riesgo que de sus voces huyan para siempre, o en el peor de los casos, que vayan a buscar un oyente que hace mucho quedó sordo para ellas.

Quedó claro que gusto leer aquellas 16 líneas, no sé, quizá sea que me haya así en aquel preciso instante y no me haya dado cuenta que la identificación con esas 16 líneas no opera sólo por el vano conocimiento del tema a fuerza de reiterarlo...¿Qué se yo?... Quizá tras esta pantalla que refleja las siluetas de seres que no se si existen, estoy sosteniendo un revolver cargado contra mi cabeza ya vaciada de antemano; quizá esté preparando una fresca bebida de raticida en sobre, o quizá esté interpretando una melancólica melodía de violín sobre mis venas usando como arco un escalpelo...Quizá sea todo lo contrario...quizá me encuentre leyéndome a la distancia con una nínfula que enaltece mis sentidos y mantiene mi ego sobredimensionado; quizá estoy viendo una película que rememora viejas glorias jamás conocidas, o quizá simplemente estoy oyendo una canción que nunca dediqué, mientras imagino que yo soy el rock star que la interpreta.

No sé...ustedes mucho menos podrían saberlo... sólo estoy seguro de que entendí perfectamente esas 16 líneas. Aquí, abarrotado en la saturación que infesta las paredes de mi guarida, solo en el mundo de mi psiquis alborotada puedo hacer lo que en el mundo mal llamado real, nunca tendré la oportunidad de hacer, sonreír contento por saber que estoy triste. Porque en el afligido yermo que me representa, no he encontrado nada mejor que acompañar esta soledad con la soledad de otra persona. Lástima de suerte mía, no encontré a esa persona pero me quedé cuidándole su soledad, y cuando intente juntarla con la propia me di cuenta que había pasado demasiado tiempo…mi soledad también se había ido. ¿Alguna vez te has sentido tan solo, como para pensar que ni siquiera tú estás contigo?...Preguntaste…Sí, desde que te conocí, todos los días.


*El presente post está inspirado en el texto "Sola", de la gran escritora Melissa Ramírez Arévalo. Ciertamente los invito a leer su blog "Entre calles y borrones", no tiene pierde. Y a ti amiga, ya te lo dije animos, que debemos avanzar para ver como caen los rezagados.