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martes, 10 de febrero de 2009

~//^`` Reflexiones Vespertinas #003 ´´^\\~




..."Si vas a mentirme, al menos inventa algo que yo pueda creer"...



martes, 16 de diciembre de 2008

Vidas análogas



Música recomendada para acompañar la lectura de este post.


Tu vida es sólo la suma de dos medias vidas que pretenden parecer completas, eres como un híbrido compuesto de retazos hipócritas y maledicentes. Eres sólo dos mentiras que se cuentan al mismo tiempo y a distintos incautos, a los que crees controlar, dominar, pisotear, eres el embuste doblemente hiriente, doblemente doble. Muestras a tu conveniencia la faceta que más te acomode, la que más te sirva, la que más te plazca mostrar…dulzura, ternura, inocencia, amor, sinceridad… todo es útil para que tu falsedad se filtre entre los anaqueles sistólicos de la credulidad. Y tan a prisa como cambian del blancor a la negra ceniza las cartas quemadas, cambias tu disfraz y te aprestas a desollar al que más cerca de ti ha estado. Con pasmosa crueldad, no reparas ni un segundo en atacar a traición, con alevosía y franca ventaja, a quien se desprendió de su propia carne para enfrentarse contra tus demonios.
No concibo aun del todo, la forma en que tan fácilmente cambiabas el color de tu mirada pretendida, del verde al negro más profundo. No consigo entender qué placer se escondía en esbozar palabras, historias y caricias a escondidas, para luego negarlas como si fueran atroces crímenes. ¿Es acaso que tu farsa no contaba con este bufón para su acto quinto? Pero recuerdo que siempre fue lo mismo, siempre fue igual. Haciendo que los ojos que nos acompañaban nunca vieran más de lo que tu control enfermizo permitía, me alimentabas de las migajas de tu atención, nunca tantas como para mitigar del todo el hambre de mi boca, pero lo necesario como para evitar que muriera la flama que otrora ardió en tus palmas. De brazos para afuera mutabas completa, te desprendías del falso amor que me redactabas entre líneas borrosas, renegabas de cualquier afecto hacia mí, clamabas tu amor por otros de tu pasado y futuro, destruías la pobre imagen de este infeliz a costa de falacias bien vestidas, todo con tal de salvar tu propia piel. ¿Vergüenza? ¿De mi?... Lo pregunte… lo negaste, con hipocresía también.
Es difícil asimilar que te mientan con desparpajo a la cara, que te arrojen mentiras tan disciplinadas, cuya única misión es la de crear en ti la idea de un cariño inexistente. Que te abracen sin culpa, cuando no lo sienten, que te regateen el tiempo juntos, bajo la justificación de obligaciones pendientes, cuando ese tiempo le abunda, le desborda los bolsillos, pero nunca gasta en ti, que mezquinen la cuota espontánea de afecto, que dijeras te amo cuando ya habías abandonado. No logro aceptar que en la precariedad de un sentimiento se encandilen frases amatorias que se descuelgan entre llamadas de madrugada, pero que trocan en distanciamientos inexplicables, pero impuestos, cuando la luz del sol baña las plazas. ¿Cuánto sobrevive una mentira fermentándose en una boca impronunciable, si esa boca es la que no resistes besar? Tu mentira alcanzó a mi ingenuidad y la acribilló con su propia fuerza de creerte, aunque en el fondo del charco que amolda es silueta se respiraba el hedor de lo falso.
Hoy asimilé más de tus mentiras, más de toda la farsa circense que tendiste sobre lo que yo creí real, sobre lo que yo amé como real. Hoy leí los sonidos pesados de las confesiones que refluyen con el etanol, hoy mi bendita ingenuidad se prostituyó entre la narración de todo cuanto fuiste capaz de hacer. No soy perfecto, pero sí sincero, tú querías parecer perfecta, aunque tuvieras que mentir tanto para ello, sin que te importe el azote que lanzabas a mis espaldas con cada escupitajo que vertías para limpiar las máculas que eran para ti mis imbéciles ojos negros enamorados. No voy a entender jamás por qué mentiste tanto, por qué no tuviste en cuenta las cicatrices que imprimías indelebles en mi frente. Y aun así me acusaste de acusarte por ser mala, cuando no has hecho más que jugar al escorpión oculto en la arena, que sólo aparecía para inocular su veneno a la mano que se tendía frente a ti.
Hoy no entiendo las razones, y no las entenderé aunque reencarne mil centurias, porque nunca hallaré explicación al desdoblamiento sentimental que he presenciado entre la desidia de tu apático abrazo. No voy a llorar, ni a lamentarme, ni reclamar siquiera una justa explicación, pero hoy, con las yagas en carne viva como quemaduras del milésimo grado, quiero sacar de mi las esquirlas de tus mentiras. Hoy me purgo el alma y remojo mi culpa en la salmuera de una calma conspicua, el sufrimiento no se avizora en mis costas, jamás regresará el vapor de la confianza y el afecto que me ligaba al personaje que representabas ante mí. Me preguntaste si creía que todo había sido falso, en más de una ocasión…hoy no me equivoco si digo sí…pero ese sí duele, como duelen las ruinas después de los bombardeos…y es mejor pensar que nunca te llegaste a pasar por aquí, que nunca viniste, y que por suerte nunca tendré la oportunidad de conocerte. Mucho gusto, mi nombre nunca ha sido Beto Malatesta.