No sé bien cómo empezar a decirlo, no soy
aficionado a los confesionarios ni a los textos que resalten virtudes y
encantos, la sola idea me resulta en suma edulcorada, innecesaria hasta cierto
punto, si tranquilamente podría decirlo en, tal vez, una llamada o mejor en
persona, como preludio a un brindis de tu boca, pero a veces escribir, peculiarmente
desde lejos, se torna un necesidad, diría que casi patológica e irrefrenable...
Será que…
Me gustas, más allá de lo que la lógica y
el pragmatismo considerarían prudente, me gustas más de lo que pensaba en un
inicio, más de lo que sería conveniente; te lo he dicho callado, susurrando cerca
a tu oído y, por escrito, hoy lo ratifico, y no hace falta andarlo gritando, si
al fin y al cabo a mí, de ti...
Me gusta tu mirada de ojos espontáneos y cómplices,
sinceros hasta por demás, oscuros pero con la curiosa habilidad de parecer
brillar, bajo la luz más tenue, aún en la más contundente opacidad. Me gustan
porque me puedo detener a verlos, hasta que irrumpas mi contemplación con una
pregunta; me gustan porque sí, así sin más…
Me gustan tus labios, cuando se mueven y
me dejan quieto, cuando están quietos y me dejan moverme, cuando bosquejan una
sonrisa y cuando despacio te los muerdes. Me gustan y no es lo mismo que decir
que me encanta tu boca, sobre todo cuando se anima, anónima, a colisionar con
la mía, a invadir mi espacio por breves segundos, plantando cálida su bandera
de conquista, tumbando la trinchera de mis dientes…
Me gustan tu risa y tu voz al teléfono,
por distintas razones y al final por la misma, porque provienen de ti,
naturales, sin impostarse, sin que las busque con desespero, con ese tono
preciso que a las comisuras de mi boca hacen curvarse. Me gustan, pero más me
gusta tu voz cuando se siente cerca, cuando el vaho de tu aliento se vuelve una
niebla en mis sentidos y casi casi puedo sentir la humedad de tus palabras…
Me gusta tu piel tan blanca, pues se me
hace un lienzo sobre el cual pintar mis insinuaciones, y con tinta indeleble
tratar de tatuarte una dentellada descarada. Me gusta, pues me evoca a una
tundra congelada, delicada como un cristal, fría, perfecta para un amante de lo
gélido como yo, ideal para despertar las ganas de encenderla y elevar su fuego
hasta derretir sus glaciares y dejar un océano en su ubicación, en la
habitación…
Me gusta que seas pequeña, porque dimanas esa
ternura que dices odiar y niegas tener, porque puedo rodearte en un abrazo,
porque me cabes perfecta en el pensamiento y en el sencillo lenguaje donde te
menciono ante mí mismo cuando en mi cabeza tengo una historia que contar sobre
los dos. Me gusta porque así podré llevarte en el bolsillo de la memoria hasta
el siguiente instante en que te vuelva a ver. Y te confieso que me gusta, también,
porque para besarme debes ponerte en puntas de pie…
Me gusta que tomes la iniciativa, que no
te detengas, que tomes lo que quieres sin que te moleste lo que piensen los
demás, que los convencionalismos te sean ajenos, que te aburran, aunque
confieso que en el fondo quisiera algo convencional contigo, una etiqueta, una
atadura, de esas que prefieres evitar, pero sobre todo, que tú la quisieras
conmigo…
Me gusta que vueles libre porque traes de
regreso el viento bajo tus alas, desde lejanas distancias, donde te proyectas
en tiempos futuros, evocando horas pasadas, caminos andados, millas amontonadas
en historias que siempre quiero escuchar. Me gusta tu libertad porque refresca,
porque algo de ella se irradia hasta la rutina que por ahora debo cumplir,
porque me rescata….
Me gusta que las letras no te sean ajenas y
que sus mundos compartas y comprendas, que tu prosa justos lauros recibiera y que
tus versos, aflorando desde lo más propio de tus pupilas, refleje la
sensibilidad que hay dentro de ti. Me gusta porque tienes alma de artista, bohemia,
indómita, amiga de la noche, enemiga de los despertares al alba, amiga de las
letras de las canciones de melodía vetusta y vintage…
Me gusta que me gusten esas cosas de ti,
me gusta que hayan despertado mi interés y que ahora me llamen la atención. Me
gusta decírtelo en esta ocasión, sin rodeos y sin que intervenga ninguna
molécula de etanol…
Aun no sé por qué, eso también lo he dicho
ya, pero forma parte del encanto que tiene todo esto… No sé si algo más pasará,
si esto tiene algún eco en ti, si sucede algo similar en tu lado de la acera, si
algo en el transcurrir de los días tomará alguna forma y/o formalidad, o si cercanos
al final haremos como que nada pasó y seguiremos viviendo con normalidad…
Que todo fluya… y que el punto final, si
es que se llega a anotar, deje su marca de tinta donde tenga que estar…